Hoegaarden, el renacer de la cerveza blanca belga



Hoy voy a hablar de la máxima representante de la cerveza blanca belga: La Hoegaarden, que recibe el nombre del mismo pueblo donde nació.
Tuve la ocasión de probar por primera vez esta cerveza en un fantástico viaje que hice por tierras flamencas en la Navidad de 2006, y me sorprendió gratamente, por resultar altamente refrescante sin dejar de ser compleja.
Hoy en día es bastante sencillo encontrarla servida de grifo de barril en muchos de los bares especializados de Madrid, en algunos restaurantes, e incluso en las grandes superficies, aunque yo prefiero particularmente la que es servida de barril en su característico vaso, de grueso cristal y grandes proporciones, antes que la embotellada.

Un poco de historia

En un pueblo llamado Hoegaarden, próximo a Tienen en el corazón de Flandes, es el lugar donde se ha producido el renacimiento de la cerveza blanca belga. 
 Ya se tenía constancia de que allá por el lejano siglo XV, en torno a 1445, se producía cerveza en este mismo lugar, cuando los monjes que allí vivían, quiénes si no, se entregaban con devoción y entusiasmo a la fabricación de cerveza. Sin embargo esta tradición se perdió hacia la mitad del siglo XX, tras la segunda guerra mundial.
 Pasados unos años, en 1965 comenzó un movimiento de recuperación de la tradición cervecera en este pueblo, a manos de Pierre Celis, que siendo lechero de profesión, empezó a producir en su pajar, una cerveza que fuera como la que bebía en su juventud, y que tanto añoraba. Así pues, pasado un tiempo fundó con la ayuda de un maestro cervecero veterano, una primera fábrica de cerveza llamada Cloister, o De Kluis en flamenco. No pasó demasiado tiempo para que sus productos fueran adquiriendo la categoría de cerveza de culto, muy especialmente entre los jóvenes del lugar. Dado que la demanda crecía a un ritmo elevado, en la década de los 80, Celis compró una fábrica de refrescos en el pueblo y la reconvirtió en una fábrica de cerveza. Pero en medio de este escenario tan prolífico y con un futuro aún más prometedor, la mala fortuna hizo aparición, y un incendio en 1985 quemó la fábrica. En aquel momento contó con el apoyo financiero de uno de los gigantes cerveceros (Interbrew o Anheuser-Busch InBev en la actualidad), para que la reconstruyera. Obviamente, este apoyo no iba a ser gratuito, y con el paso del tiempo, lo que en un principio fue un préstamo, terminó siendo un título de propiedad, y comenzaron a surgir discrepancias entre las partes, ya que tenían opiniones diferentes en qué características debía reunir la cerveza a producir.
Finalmente Celis abandonó la fábrica, y se instaló por su cuenta en Estados Unidos, mientras que en Europa la cerveza Hoeggarden no ha dejado de cosechar éxitos durante los últimos años, llegando a extenderse a todo el mundo, superando una cifra de ventas de vértigo: nada más y nada menos que 120 millones de litros al año.


Hoegaarden witbier
Aparte de la clásica cerveza blanca o witbier, Hoegaarden emplea sus tanques de prducción para la elaboración de diferentes estilos:
La Speciale, que es una versión más fuerte que la clásica.
La Grand Cru, que contien solamente cebada, y que mejora con los años, como las cervezas maduradas en botella.
La Forbidden Fruit, de nombre muy sugerente, con un sabor dulce a malta, y que se elabora siguiendo una antigua receta alemana.

Cata:
Graduación: 5º
Color y aspecto: Turbia, traslúcida, de color amarillo muy pálido, más que las típicas cervezas de trigo alemanas. Capa de espuma amplia, densa y duradera.
Olor: Olor a cereales, con notas de especias y frutos cítricos. Se aprecia el toque del cilantro y el curaçao empleados en su elaboración.
Sabor y textura:
Al comienzo se aprecian notas dulces de malta, que va dando paso a una marcada acidez y notas cítricas, y finaliza en un retrogusto ligeramente amargo y breve. 
Se trata de una cerveza muy estimulante a la par que refrescante, ideal para tomar con unos mejillones al vapor, o con unas gambas a la plancha.

Puntuación: 7,25/10

Comentarios

  1. Estimado JAB, acabo de tomarme una de estas para cenar y he de reconocer que me ha sorprendido su color y su cítrico sabor. Realmente fresca, luego he recordado que este fue uno de tus primeros posts y he dicho: Pues voy a compartir mi opinión ;-)

    Angl Mrqz

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  2. La Hoegaarden es una buena cerveza, y un 7,25 a mi parecer es una buena puntuación, y más aún para una witbier, ya que no alcanzan el nivel de complejidad y riqueza de matices que otras cervezas. Aún así es mucho mejor que muchas lager industriales. Te diría que prácticamente es mejor que todas ellas. De hecho una lager industrial tendría muy difícil alcanzar la valoración que le doy a la Hoegaarden, salvo raras excepciones, pero obviamente entran muchos matices subjetivos a la hora de valorar una cerveza. Es posible que para tu gusto la Hoegaarden sea lo mejor de lo mejor, pero sinceramente en mi caso, he probado muchas cervezas aún mucho más deliciosas y sorprendentes que la Hoegaarden. Evidentemente si no opinas así, eres libre de expresarlo por supuesto, y encantado de que lo hagas en mi blog. Para gustos colores! Salud y buena cerveza!

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  3. Totalmente de acuerdo con tu opinión y con la puntuación. Una gran witbier, sin llegar a ser la mejor cerveza del mundo.

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    Respuestas
    1. Es la más fácil de encontrar. Siendo una buena cerveza las hay mejores en el estilo. Te recomiendo St. Bernardus Tokyo, o la Blanche des Honelles, las mejores de entre las blanche que he tenido oportunidad de probar. Salu2!

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  4. Francisco Javierjulio 24, 2016

    Acabo de beberme una. Es suave y algo amarga, sin ser demasiado fuertee. Está muy bien. Aunque me gusten más fuentes de sabor. Muyy recomendable

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