La Trappe, el último reducto trapense en Holanda


Como ya he comentado en más de una ocasión en el blog, tengo una debilidad especial por algunos tipos de cervezas entre los numerosos estilos diferentes. Las cervezas de abadía (y entre ellas, las trapenses) es uno de ellos. Hasta ahora había comentado un cierto número de cervezas de abadía provenientes de tierras belgas, pero también en los Países Bajos se fabrican cervezas de este y otros tipos que resultan auténticas exquisiteces. En este caso voy a volver a comentar una cerveza trapense, una de las siete existentes, y la única que es holandesa.
Estoy refiriéndome a La Trappe que es elaborada en el monasterio de Koningschoeven. Las otras seis son belgas y ya han sido protagonistas del blog en algún momento, como por ejemplo: la Westmalle, la Chimay, o la Orval. Por lo visto, se rumoreaba hace tiempo, que los monjes de la abadía podrían haber vendido su receta a una multinacional holandesa (Bavaria), que se encargaría de fabricarla empleando la misma receta pero fuera del monasterio, pero claro, si esto es así, a partir de ese instante la cerveza dejaría de llamarse trapense, pasando a ser una cerveza de abadía puesto que no cumpliría con los requisitos para poder obtener la denominación de origen de producto trapista auténtico. Pues bien, no es sólo un rumor, al parecer se confirmó la venta a la multinacional, aunque la supervisión de la producción la siguen haciendo los monjes, y aún sigue manteniendo la etiqueta de producto trapista, por lo que tendrá que cumplir con los preceptos para que así sea considerada.
Un poco de historia
Allá por finales del siglo XIX, concretamente en 1880, el abad del monasterio del norte de Francia de Sainte-Marie-du-Mont, se encargó de dirigir el destino de los religiosos de la abadía. Resultaba obvio que no eran tiempos muy propicios para la vida monástica en Francia, donde imperaba el laicismo y el rechazo a la religión. La legislación antieclesiástica de la época puso en peligro la supervivencia de muchos monasterios. Tal era la situación que los monjes de Sainte-Marie-du-Mont, pensaban que tendrían que huir apresuradamente del país. El abad, dado el panorama, resolvió enviar a uno de sus monjes, para que buscara refugio en otro país. Al final se decantó por los Países Bajos, que acogió hospitalariamente a los religiosos expulsados.
La comunidad monacal se instaló en la zona de Berkel-Enschot, en una parcela con una pequeña granja y un establo. Estas granjas eran conocida en la región como las “Koningshoeven” (granjas reales), ya que habían sido propiedad del rey Guillermo II.
El establo se convirtió en monasterio provisional y el 5 de marzo de 1881 se celebró la primera eucaristía en “Koningshoeven”. Para cubrir las necesidades de la comunidad y la supervivencia de la abadía, el primer prior, Nivardus Schweykart, decidió fundar una pequeña cervecería en 1884. La cerveza era la bebida predilecta del pueblo. Por aquel entonces, el número de cervecerías también era abundante. El prior que era hijo de cervecero, envió al monje Isidorus Laaber a Munich para conocer los secretos del arte de la elaboración  de cerveza. Dado que había cierta competencia, los monjes optaron finalmente por producir una cerveza de fermentación baja, ya que en esta región se elaboraban solamente cervezas de fermentación alta. Simultáneamente, otro hermano de la comunidad, Romaldus, que originariamente era cervecero en Groningen, comenzó la construcción de la cervecería. Y así fueron los comienzos de la única cervecería trapense de los Países Bajos. A día de hoy aún sigue constituyendo la principal fuente de ingresos del monasterio. Pero en un comienzo, no existía la marca "La Trappe" como tal. No fue hasta 1980. En aquel año decidieron lanzar al mercado una cerveza de alta fermentación, con la denominación de La Trappe. Tomaron como base las recetas de los años cincuenta. Y en 1991 se produjo el lanzamiento de la Quadrupel, que es la variedad más fuerte de La Trappe, con un 10% de alcohol. 


Actualmente son cinco las variedades disponibles a la venta en todo el mundo:
- Blond, una cerveza rubia, más fresca y aromática que otras rubias y con 6,5º.
- Dubbel, una cerveza tostada, oscura y con gran sabor, con 7º.
- Tripel, la tradicional cerveza de triple fermentación, afrutada y con 8º.
- Quadrupel, el producto la estrella dentro de la cervecera, y la más fuerte de las cuatro, con 10º.
- La Witte Trapist, una cerveza blanca de trigo.

Aparte, la cervecería de Koningshoeven saca al mercado cervezas especiales, como por  ejemplo, cuando por el 125 aniversario elaboró la cerveza La Trappe Isid’or. Una cerveza que solamente se vendió en el año del jubileo.

Para la elaboración de las cervezas de La Trappe, se utilizan exclusivamente ingredientes naturales, esencialmente: lúpulo, malta y levadura. La cervecera obtiene el agua para la cerveza de un manantial. La fermentación se produce con un tipo de levadura que actúa de forma óptima a "altas" temperaturas de entre 18 y 20 °C. Este tipo de fermentación se conoce como “superior” dando lugar a las cervezas denominadas de alta fermentación. La cerveza se embotella con levadura y azúcar. Esto hace que fermente después en la botella y desarrolle un aroma único.

Cata: En la cata comentaré la Dubbel, la Tripel y la Quadrupel.

Dubbel:

Graduación: 6,5º
Aspecto: Es de un color rojizo oscuro. La espuma, de color crema y aspecto esponjoso, es abundante a la hora de servir en copa, pero se disipa casi por completo en pocos minutos. La carbonatación es apreciable, pero de burbuja fina.
Aroma: Se trata de una cerveza marcadamente afrutada. Otros aromas predominantes son la malta tostada, levadura, y caramelo.
Sabor y textura: Se trata de una cerveza con cuerpo, fortaleza y algo alicorada, en la que pesa un poco la presencia del alcohol. Dulce al comienzo y de retrogusto (con un toque de café?) ligeramente amargo aunque prolongado. 

Nota: 7,25

Trippel:
Graduación: 8º
Aspecto: Cerveza de color anaranjado similar al ámbar, y de aspecto vivo. La capa de espuma es sabrosa, densa, amplia y generosa, ya que persiste más que en el caso de su hermana la dubbel. La carbonatación igualmente es apreciable aunque algo más acentuada.
Aroma: Como ocurre con las cervezas triples de abadía, presenta un marcado carácter afrutado (cítricos como la naranja y dulces como el albaricoque) y especiado (cilantro).
Sabor: Se aprecia la presencia de las levaduras y especias. Es una cerveza igualmente algo alicorada, como sucedía con la dubel. La presencia de alcohol contrasta con un sabor suave y balanceado. De cuerpo medio, comienza con un rico dulzor para finalizar con un retrogusto breve y seco.

Nota: 7,5

Quadrupel:

Graduación: 10º
Aspecto: De color granate con tono oscuro, traslúcida y algo turbia. La espuma es amplia y porosa, dejando rastro tras de sí en cada sorbo. Se aprecia que se trata de una cerveza con notable carbonatación.
Aroma: Al igual que sus hermanas se trata de una cerveza afrutada (manzanas?), con aromas a malta y levadura. Se aprecia claramente un aroma subyacente a madera, dándole un matiz avinado, también identificable en el gusto, debido a que esta cerveza madura en barrica de roble, por lo que adquiere características propias de las bebidas envejecidas de este modo.
Sabor: Se aprecia rápidamente de que se trata de una cerveza con mucho cuerpo, densa, maltosa, con un sabor muy afrutado y dulce, en logrado equilibrio con el amargor. La alta graduación alcohólica se hace notar, como en el caso de sus hermanas, marcando el carácter de la cerveza, que en este caso es algo avinada como las Barley Wine.
Nota:9

Comentarios

  1. Personalmente no tengo demasiada afición por esta fábrica, me parece que no está al nivel de las otras trapenses. La Wit me supuso una decepción tremenda, y la Quadrupel, pese a que me gustó, también me esperaba algo mucho mejor. Las demás las tengo pendientes de repetir, que hace mucho que no las tomo, pero de todas maneras no tengo mal recuerdo de ellas.

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  2. Yo la wit no la he probado, pero particularmente prefiero las cervezas de trigo alemanas, a las belgas por lo general, y a decir verdad, no despertaba mucho mi interés frente al resto de las cervezas de la marca.
    Y estoy de acuerdo en que quizás dentro de las trapenses es por la que menos "devoción" siento. Aunque la quadrupel de La Trappe,
    me parece de un gran nivel, prefiero la gama de Chimay o Westmalle.

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