Einbecker Ur-Bock, la mejor representante de las bock
Hoy toca el turno de hablar de uno de los estilos cerveceros que aún no ha aparecido por el blog. Me estoy refiriendo a uno de los estilos de cerveza con mayor tradición, y de mayor arraigo de Alemania: las bockbier.
Las cervezas bock se podría decir que son cervezas fuertes, literalmente, un poco alejadas de las weizen y las pilsen tan típicas de Alemania.
Se trata de cervezas con cuerpo, mucho sabor, generalmente oscuras y de una graduación alcohólica algo superior a la media. Dentro de este estilo de cervezas destaca como máximo exponente del mismo, la Einbecker Ur-bock, que será sobre la que hable un poquito en la entrada de hoy. La Einbecker debe su nombre a una ciudad sajona, de nombre Einbeck. La cerveza en sus orígenes se llamaba Einpock, que más tarde fue evolucionando lingüísticamente en el dialecto bávaro hacia el término Oanpock, para referirse a la misma cerveza que se terminó fabricando en Baviera tras su expansión, y de ahí al término que conocemos hoy: bockbier.
La Einbecker es una de las cerveceras más antiguas de toda Alemania. De hecho presume de tener en su poder, la que posiblemente fuera la primera factura de compra-venta de cerveza entre las ciudades de Einbeck y de Celle, y que data nada menos que del año 1378.
Además, la Einbecker, no sólo goza del prestigio de mantener este documento casi ancestral, sino que además era tal su reputación allá por el siglo XVI, que el conocido reformador religioso Martín Lutero, la consideraba como la mejor cerveza existente. Así lo proclamó en el parlamento de Worms en el año 1521.
El cómo esta cervecera alcanzó tal reputación y fama en aquella época, es explicable gracias a la evolución en la producción cervecera de la región, desde los orígenes de la cervecería en el siglo XIV, y el factor de envergadura que suponía la elaboración de la cerveza dentro de la economía germana.
Cada ciudadano de la ciudad en aquel entonces podía ser a su vez su propio cervecero. Era tal el nivel de producción de cerveza, que al ser una práctica tan extendida, al final el propio gobierno municipal de la ciudad tenía que ser cada primero de mayo quien determinara, quién podía elaborar cerveza o quién no, de entre los más de 700 cerveceros reconocidos que había en la villa en aquella época. Los cerveceros designados, sin embargo, no tenían total libertad en la producción, ya que sólo podían guardar una parte del volumen producido para el propio consumo, mientras que el excedente tenía que ser vendido al gobierno municipal de la villa, para que fuera éste, quien se ocupara finalmente de la comercialización y distribución de la cerveza.
Einbeck además era una ciudad que desde 1368 mantuvo estrechos contactos con la Hansa, hasta terminar perteneciendo a ella. La Hansa era una confederación de ciudades del norte de Europa y de comunidades de comerciantes, dentro del entorno de los mares Báltico y del Norte (Alemania, Países Bajos, Noruega, etc.); una especie de lo que es hoy la Unión Europea, salvando las distancias. Este hecho propició que al comienzo la comercialización de la cerveza se enfocara hacia las ciudades Hanseáticas, haciendo uso de las rutas comerciales que normalmente eran utilizadas por las ciudades de la Hansa.
Estas rutas tenían sus orígenes en las grandes capitales comerciales del interior hacia las ciudades contiguas como por ejemplo Braunschweig y Hamelin y de allí hacia ciudades más lejanas como Wismar y Lüneburg hasta llegar a las ciuades costeras, y puertos tan importantes, como Hamburgo. Desde allí, la cerveza Einbecker era exportada por rutas marítimas, principalmente hacia Amsterdam. Hacia finales del siglo XV, la cerveza Einbecker se comercializa por toda Alemania, expandiéndose también hacia el sur a través de ciudades del centro de Alemania como Erfurt que terminó siendo de vital importancia para la expansión de la Einbecker.
En muchas ciudades, el propio Ayuntamiento era quien servía cerveza Einbecker en sus propias bodegas (las Ratkellers). En más de una ocasión, estas tabernas, sin embargo fueron renombradas con el propio nombre de la cerveza. Así por ejemplo, en Hamburgo existía la "Casa Einbeck", mientras que en otras ciudades como las ya mencionadas de Wismar, Celle y otras muchas había una "Bodega Einbeck".
Más adelante, ya en el siglo XVII, concretamente en 1612, dentro del proceso de expansión de la Einbecker, los Duques de Baviera consiguieron contrata para su fábrica real de cerveza a un maestro cervecero orihundo de Einbeck, para que fuera capaz de fabricar en Baviera la popular "cerveza Einpöck".
Las cervezas bock se podría decir que son cervezas fuertes, literalmente, un poco alejadas de las weizen y las pilsen tan típicas de Alemania.
Se trata de cervezas con cuerpo, mucho sabor, generalmente oscuras y de una graduación alcohólica algo superior a la media. Dentro de este estilo de cervezas destaca como máximo exponente del mismo, la Einbecker Ur-bock, que será sobre la que hable un poquito en la entrada de hoy. La Einbecker debe su nombre a una ciudad sajona, de nombre Einbeck. La cerveza en sus orígenes se llamaba Einpock, que más tarde fue evolucionando lingüísticamente en el dialecto bávaro hacia el término Oanpock, para referirse a la misma cerveza que se terminó fabricando en Baviera tras su expansión, y de ahí al término que conocemos hoy: bockbier.
La Einbecker es una de las cerveceras más antiguas de toda Alemania. De hecho presume de tener en su poder, la que posiblemente fuera la primera factura de compra-venta de cerveza entre las ciudades de Einbeck y de Celle, y que data nada menos que del año 1378.
Además, la Einbecker, no sólo goza del prestigio de mantener este documento casi ancestral, sino que además era tal su reputación allá por el siglo XVI, que el conocido reformador religioso Martín Lutero, la consideraba como la mejor cerveza existente. Así lo proclamó en el parlamento de Worms en el año 1521.
El cómo esta cervecera alcanzó tal reputación y fama en aquella época, es explicable gracias a la evolución en la producción cervecera de la región, desde los orígenes de la cervecería en el siglo XIV, y el factor de envergadura que suponía la elaboración de la cerveza dentro de la economía germana.
Cada ciudadano de la ciudad en aquel entonces podía ser a su vez su propio cervecero. Era tal el nivel de producción de cerveza, que al ser una práctica tan extendida, al final el propio gobierno municipal de la ciudad tenía que ser cada primero de mayo quien determinara, quién podía elaborar cerveza o quién no, de entre los más de 700 cerveceros reconocidos que había en la villa en aquella época. Los cerveceros designados, sin embargo, no tenían total libertad en la producción, ya que sólo podían guardar una parte del volumen producido para el propio consumo, mientras que el excedente tenía que ser vendido al gobierno municipal de la villa, para que fuera éste, quien se ocupara finalmente de la comercialización y distribución de la cerveza.
Einbeck además era una ciudad que desde 1368 mantuvo estrechos contactos con la Hansa, hasta terminar perteneciendo a ella. La Hansa era una confederación de ciudades del norte de Europa y de comunidades de comerciantes, dentro del entorno de los mares Báltico y del Norte (Alemania, Países Bajos, Noruega, etc.); una especie de lo que es hoy la Unión Europea, salvando las distancias. Este hecho propició que al comienzo la comercialización de la cerveza se enfocara hacia las ciudades Hanseáticas, haciendo uso de las rutas comerciales que normalmente eran utilizadas por las ciudades de la Hansa.
Estas rutas tenían sus orígenes en las grandes capitales comerciales del interior hacia las ciudades contiguas como por ejemplo Braunschweig y Hamelin y de allí hacia ciudades más lejanas como Wismar y Lüneburg hasta llegar a las ciuades costeras, y puertos tan importantes, como Hamburgo. Desde allí, la cerveza Einbecker era exportada por rutas marítimas, principalmente hacia Amsterdam. Hacia finales del siglo XV, la cerveza Einbecker se comercializa por toda Alemania, expandiéndose también hacia el sur a través de ciudades del centro de Alemania como Erfurt que terminó siendo de vital importancia para la expansión de la Einbecker.
En muchas ciudades, el propio Ayuntamiento era quien servía cerveza Einbecker en sus propias bodegas (las Ratkellers). En más de una ocasión, estas tabernas, sin embargo fueron renombradas con el propio nombre de la cerveza. Así por ejemplo, en Hamburgo existía la "Casa Einbeck", mientras que en otras ciudades como las ya mencionadas de Wismar, Celle y otras muchas había una "Bodega Einbeck".
Más adelante, ya en el siglo XVII, concretamente en 1612, dentro del proceso de expansión de la Einbecker, los Duques de Baviera consiguieron contrata para su fábrica real de cerveza a un maestro cervecero orihundo de Einbeck, para que fuera capaz de fabricar en Baviera la popular "cerveza Einpöck".
Einbecker Ur-Bock:
Se trata de una dunkel rojiza elaborada por doble decocción y ebullición bajo presión. Es añadida una mixtura de lúpulos alemanes (Hallertau, Perle y Hersbruck). El agua empleada para la fabricación es de tipo blando y es extraída de unos manantiales de gran profundidad existentes en la reserva de Solling.
Graduación: 6,5º
Color:
Se trata de una cerveza oscura, de color rojizo amarronado. A pesar de la oscuridad en el tono, la cerveza es clara, no presenta turbidez, y la espuma formada en jarra es bastante persistente, y adherente al cristal, formando ligeras y finas puntillas, aunque no demasiado abundantes.
Aroma:
Profundamente maltosa, el aroma que más destaca es a malta, ligeramente tostada, más terrosa que dulce, con notas balsámicas y florales muy nítidas producidas por la mezcla de lúpulos empleados en la elaboración.
Sabor:
De carácter intenso es una cerveza densa, con cuerpo y predominantemente malteada aunque más en nariz que en el paladar, con un final seco, astringente, largo y equilibrado rematado por el amargor del lúpulo. A pesar de sus 6,5º es relativamente fácil de tomar.
Nota: 8
Mítica Einbecker Ur-Bock, la he bebido infinitas veces
ResponderEliminarYo no he repetido tantas veces, pero es una cerveza que merece la pena, sí señor.
ResponderEliminarPues el pringado aquí soy yo, que aún no la he probado... Me parece que por Madrid teneis unas cuantas cositas que me tendreis que enseñar...
ResponderEliminarTranquilo Pau, la puedes conseguir en www.elcervecero.es, que reparte a toda España. Yo he estado en la tienda física, que está en Las Rozas y lo cierto es que es de lo mejor de Madrid y alrededores. El dueño por cierto, es encantador, y sabe bastante de cervezas, lo que se agradece a la hora de recibir consejos.
ResponderEliminarBien compadre, saludos desde Chile, te presento mi blog Todo por una fría, ya está listo un enlaces desde el al tuyo. un abrazo.
ResponderEliminarhttp://purabirria.blogspot.com