Cerveza y mitología: Los vikingos


Cuando uno piensa en alguna imagen relacionada con la cerveza, quien más y quién menos en más de una ocasión, ha tenido una estampa dibujada en la mente y que parece estar formando parte de nuestra memoria colectiva desde la infancia: la de un grupo de fuertes guerreros vikingos con poblada barba, sentados alrededor de una gran mesa de madera, bebiendo cerveza de un cuerno. Quizás por las películas, quizás por los comics, el caso es que es una imagen que todos nosotros tenemos del alguna manera asociada entre el ancestral pueblo vikingo y la cerveza, sin reparar en la posible certeza histórica que realmente existe bajo esta relación.
Los vikingos fueron de sobra conocidos en la edad media por su destreza y enorme bravura en la guerra. Parecían no tener jamás miedo, ni sentir dolor. Eran auténticamente temidos hasta tal punto que existía una pequeña oración propia de las iglesias de la antigua Inglaterra que rezaba en latín de la siguiente manera: "A furare normannorum libera nos Domine" (de la furia de los hombres del norte líbranos señor). Parecían pertenecer a una raza de hombres especial, pero como veremos más adelante hay una explicación para esto, y la cerveza tiene mucho que ver en ello.


Dentro la cultura vikinga la cerveza ocupa un lugar relevante, más aún de lo que imaginamos. Como comentaba al comienzo del post, todos estaremos de acuerdo en considerar a los vikingos como grandes cerveceros, y en efecto así fue históricamente. Amaron esta bebida hasta límites insospechados. Pero qué había detrás de esta pasión por la cerveza? Se tiene constancia de que disponían de varias formas de elaboración de cerveza. Una de ellas y probablemente la más conocida es una bebida precursora de lo que conocemos como cerveza hoy en día fabricada con miel, denominada hidromiel, y pensada para beber a diario y en los festejos que celebraban. De graduación mayor que la cerveza, la fermentación en esta bebida la lleva a cabo la famosa levadura Saccharomyces cervesiae, al igual que la cerveza, y no sólo fue consumida por los vikingos, sino también por otros pueblos como los griegos, los romanos y los celtas.
Pero además existen pruebas de que tomaban también cerveza contaminada con algunos alucinógenos, como por ejemplo con cornezuelo de centeno, que contiene una alto contenido en compuestos del ácido lisérgico, la base de la conocida droga sintética LSD. O con beleño negro. El beleño produce una sensación de gran ligereza, haciendo creer a quien la bebe que llega a perder peso, sintiendo una sensación de ingravidez como si se pudiese elevar por los aires. Al igual que la belladona causa una furia y violencia desatadas, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes. Los alcaloides de esta planta son altamente tóxicos y pueden ocasionar el coma o la muerte.


Nos podemos imaginar fácilmente cuál era el motivo por el que consumían la cerveza de este modo: la religión de los vikingos les inculca que la aspiración de un gran guerrero vikingo es la de ser elegido para luchar junto a los dioses en el Ragnarok (la gran batalla apocalíptica final contra los gigantes), y para ello debe demostrar su valentía, su furia y su fiereza. Por tanto, se cree que su resistencia e indiferencia al dolor provenían del consumo de estas plantas y hongos alucinógenos como también lo es la amanita muscaria, bien solas o bien mezcladas junto a la cerveza o incluso el pan. Por lo que es más que probable que consumieran dichas cervezas antes de entrar en combate.

Además la cerveza tenía su protagonismo dentro de la mitología vikinga, ya que supuestamente de una cabra gigante manaba cerveza como si de un manantial se tratara, en el Valhalla, una de las casas del paraíso para los vikingos, en la que Odín daba cabida a los mejores guerreros vikingos caídos en batalla, y cuyo mayor deseo era poder morir blandiendo una espada. También hay que mencionar que dos de los elementos más conocidos de la iconografía vikinga como el drakkar (sus célebres embarcaciones) o los cuernos que usaban como recipientes para beber, están unidos igualmente a la cerveza. Los vikingos aparte de ser un pueblo esencialmente guerrero eran muy buenos comerciantes y exploradores. Y eran muy frecuentes sus largas travesías e incursiones en territorios lejanos e indómitos. Los drakkars empleados para estos viajes era donde se elaboraba y almacenaba la cerveza. Y en cuanto a las astas que según la creencia popular se empleaban para adornar sus cascos, en realidad se usaban para beber de ellas, en especial cerveza, y no como ornamento, salvo en caso de alguna ceremonia especial. Los casos eran lisos, de forma cónica y tenían un protector nasal de metal.
La influencia de la cultura vikinga y su iconografía ha dejado su huella también en el mundo de la cerveza en la actualidad, así tenemos por ejemplo la cervecera islandesa Viking, cuyo nombre, e imagen de compañía deja claro de procede su inspiración. Era algo de esperar siendo una cervecera afincada en el país nórdico, más concretamente en la población de Akureyri. Actualmente la Viking es la cerveza más vendida de Islandia, y poco a poco va ganando presencia en el mercado, aunque los fuertes impuestos que gravan las bebidas alcohólicas en Islandia añaden un plus de dificultad. También tenemos la menos conocida micro argentina Valhalla, que toma el nombre de una de las casas del edén de los vikingos, y cuyo logo es un forzudo vikingo de larga barba y ataviado con un casco con enormes astas adornándolo. También tenemos la belga La Corne du Bois des Pendus, que se sirve en un curioso cuerno de cristal con su base de madera, o la afrutada Red Erik de la cervecera danesa Ceres, dedicada al célebre vikingo Erik el Rojo, de quién se dice que fue el primero en llegar a las costas del continente americano.
Obviamente la influencia de la cultura vikinga no ha llegado al extremo de comercializar una cerveza con alguna de las sustancias alucinógenas que empleaban, sobre todo por cuestiones de salud y por situarse al margen de la legalidad, como es obvio. Pero desde hace siglos la cerveza está dotada de un maravilloso ingrediente que le da todo su carácter a la cerveza, el lúpulo. Hay quien dice que el lúpulo provoca un cierto grado de adicción, pensamiento que quizás muchos no considerarían demasiado osado. Pero al margen de ello, no hay duda de que bebiendo una buena cerveza uno se siente mejor. Salud!

Comentarios

  1. Muy interesante, JAB. La verdad es que siempre me han llamado la atención todas estas culturas del norte, vikingos, celtas... y como dices, nunca vamos al fondo, solamente nos quedamos en que "bebían cerveza". Lo que no termino de ver muy claro es que conocieran tan bien la sintomatología de todos estos alucinógenos y sobretodo las medidas a añadir en la cerveza, ya que los efectos concretos de algunos de ellos, por ejemplo el cornezuelo, no se explicaron bien hasta muchos años después de su declive. Muy curioso! Buen post compañero!

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  2. Resulta lógico pensar que no tuvieran controlados y estudiados los efectos del cornezuelo o el beleño como pueden estar ahora, tras múltiples estudios de toxicología, pero algo debían conocer acerca de estas sustancias. Ya sabes que los pueblos de la antigüedad tenían un conocimiento exhaustivo del medio donde vivían, y en todas las civilizaciones, las plantas naturales han sido parte fundamental en su forma de vida, tanto en su uso gastronómico, como en sus aplicaciones médicas. Eso sí, seguramente más de un vikingo pagó caro consumir esta cerveza contaminada ;) Salu2!

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  3. Interesante artículo.

    Según muchos estudios antropológicos, el uso y conocimiento de sustancias alucinógenas es tan antiguo como la humanidad misma. Un libro que leí llega incluso a proponer que fue esto lo que dio origen a la religión y al pensamiento abstracto y el arte (es muy interesante lo que este libro dice de las pinturas rupestres, por ejemplo). Todo ritual religioso en la antigüedad incluía el uso de sustancias que alteraban la percepción para poder comunicarse con los dioses (o el ayuno y deshidratación o los bailes frenéticos a fin de entrar en trance, lo cual explica muchas de las experiencias religiosas de los hermitaños). Entonces, lo más probable es que hierbas y hongos alucinógenos hayan sido empleados premeditadamente para lograr esos efectos y por lo tanto, no se puede hablar de que la cerveza o el hidromiel hayan estado contaminados. (un algún lado leí que los Berserk, antes de entrar, consumían cerveza con ajenjo o algún otro ingrediente similar que los hacía resistentes al dolor y los volvía salvajemente locos y violentos)...

    Tampoco me parece muy probable que en lo Drakkars se haya elaborado cerveza. Sí la llevaban ya elaborada, pero eso era una práctica común en viajes de larga distancia, porque la cerveza era más segura que el agua.

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  4. Muy buen post! Muy interesante.
    Una duda que siempre tuve al respecto es si este tipo de alucinógenos se lo agregaban adrede, sabiendo y buscando sus efectos, o si eran solo contaminaiones que se arrastraban de generación en generación de las distintas familias de vikingos y que ellos adjudicaban a los dioses.

    Saludos!

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  5. mola, tequiero.

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    1. Oh, gracias, pero nuestro amor es imposible. Tu eres un elfo del norte y yo un vikingo del sur, lo unico que nos une es la cerveza, y no quiero amar borracho toda la vida. Te quiero, de veras pero el gran Édredon llamado amor ya no me tapa por las noches, ya no tiene sentido vivir sin tu calor. Adiós.

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  6. muy bueno che!re interesante el post =)

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  7. yo creo que sí lo sabian,,me refiero a los alcaloides y los alucinógenos,al igual que en China el opio,la mayoría de las religiones,buscan ¨conectar así con los dioses,aún hoy los chamanes en México se valen del pellote ,en Brasil beben ayahuasca, un brebaje que elaboran a partir de la vid del caapi,tabaco alucinógeno y la coca,por supuestojoooooo yo entre a comprar el cuerno de cerveza¡¡¡

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  9. Excelente el post, muy buena la info!!

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  10. Luis Manteiga Pousafebrero 22, 2023

    La terminología es importante. Cultura de la cerveza, cultura del vino, cultura del cannabis, cultura del whisky, cultura del café...Curioso.

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