Thornbridge, más allá de la cerveza típicamente british

Cuando una empresa tiene por filosofía no ser jamás mediocre, el éxito no puede resultarle esquivo durante mucho tiempo. Así le ha sucedido a la exitosa y prolífica cervecera británica Thornbridge, que ha cosechado un prestigio y reconocimiento que ya quisieran para sí mismas algunas otras cerveceras inglesas. Aunque para la gente de Thornbrige la tradición cervecera, el ferviente entusiasmo de su equipo, la innovación, y al mismo tiempo la experiencia acumulada forman parte de la hoja  de ruta que siguen fielmente, es el compromiso con la calidad de sus cervezas, esa máxima de no caer en la mediocridad y el conformismo quien les ha propulsado hacia lo más alto.

Sobre la cervecera...
La antigua casa solariega de Thornbridge Hall, situada en un recóndito y bello rincón rural del condado de Derbyshire, resultó ser el testigo de honor que vio nacer a la prestigiosa cervecera inglesa Thornbridge en el año 2005, levantada en medio de un escenario que parece sacado de una película, rodeada de inmensos jardines que se extienden por hectáreas, muros de piedra, con su propio lago y con vistas a Peak District. Sin embargo antes de que la mansión fuera adquirida por Jim Harrion y su esposa Emma, el lugar se encontraba en un estado lamentable, ya que la casa se estaba derrumbando. Fue precisamente el amor que profesaba el matrimonio por este lugar desde que lo visitaron cuando eran niños, el que facilitó su renacimiento, mediante la rehabilitación de la vieja mansión jacobita, incluyendo un amplio y majestuoso salón de baile, un teatro, una sala de juntas, una cocina revestida de mármol, un bar subterráneo y una piscina. 


Y cómo es posible que en una propiedad de tales características se decidiera montar una cervecera? Pues fue a causa de un amigo de la pareja, Dave Wickett, que a su vez era dueño de la conocida cervecería de Shefield llamada Kelham Island, quien les propuso la idea de que hicieran instalar una pequeña cervecera en los jardines de la parte de atrás. Terreno desde luego no les faltaba. Jim ya había coqueteado con el mundo del homebrewing años atrás siendo más joven, llevando a cabo sus primeras recetas en el armario de la despensa de su madre, por lo que la idea de su amigo le pareció bastante atractiva. Así, en 2004 adquirió un sistema para producción de diez barriles de cerveza de segunda mano y lo instaló en un antiguo taller de un cantero y carpintero que había a unos pocos metros de la casa. Como la experiencia de Jim no era suficiente para que él fabricara su propia cerveza contrató los servicios de un experimentado maestro cervecero italiano proveniente de Udine, llamado Stefano Cossi, que además era titulado en tecnología de la alimentación, lo que le permite aportar una visión más científica y técnica dentro de los métodos de producción cervecera. No tardando mucho, al equipo se le unió otro maestro cervecero esta vez neozelandés, llamado Kelly Ryan, creando un equipo internacional y cualificado que aportaría diferentes experiencias en materia de elaboración de cerveza y vastos conocimientos sobre múltiples y diversos ingredientes que pueden formar parte de la cerveza, como por ejemplo diferentes variedades de lúpulo, como el Nelson Sauvin, que resultaba un tanto extraño y exótico años atrás (aunque ya no tanto ahora), o distintas hierbas aromáticas y frutas. Mientras que la mayoría de las microcerveceras británicas surgidas durante los últimos años se conformaban con elaborar bitters tradicionales en Thornbrige se fue un pasó más allá. Gracias al equipo  formado que rebosaba creatividad y talento se consiguió que en tan sólo 3 años se acumularan nada menos que 75 premios en diferentes certámenes. Algo totalmente extraordinario. Pero resulta tremendamente curioso comprobar además que casi la mitad de estos premios los acumula una única cerveza, la Jaipur, posiblemente su cerveza estrella, una IPA al más puro estilo británico, en la que todos los parámetros del estilo están perfectamente medidos y acoplados: una contenido ajustado de alcohol rozando los 6º, compleja, con énfasis sobre los matices cítricos, pero manteniendo el equilibrio con las notas maltosas, increíblemente bebible y un regusto amargo y prolongado que deja un sensación muy gratificante. 


En tan sólo cuatro años la demanda de sus cervezas creció hasta un nivel tal, que rebasó con creces la capacidad máxima de producción de la fábrica original de Thornbridge, pero la necesaria ampliación de la planta tuvo que abortarse finalmente debido a que en el pueblo se recogieron numerosas firmas que se oponían a la ampliación de la fábrica y la consiguiente alteración de la finca. Como consecuencia de ello, en 2009, Jim se vio obligado a tomar la decisión de efectuar un traslado de la fábrica hacia una planta moderna que se construiría en Bakewell. La antigua cervecera se usa en la actualidad a modo de laboratorio cervecero para experimentar nuevas recetas y crear elixires muy particulares. De hecho, la Thornbridge se aventura valientemente en el terreno de la innovación y experimentación con técnicas poco usuales y que otros muchos cerveceros no se atreven a emplear. Aunque no es un fenómeno ni único ni nuevo en el mundo cervecero. En el año 2005 fue una de las primeras micros en coquetear con el mundo de las ales envejecidas en barrica. De este modo fue posible que viera la luz su suave y aterciopelada Imperial Stout St. Petesburg, tras reposar durante 10 meses en barricas donde previamente había dormido whisky escocés procedente de tres regiones diferentes. La Highland Reserve ofrece un paladar dulce con matices herbáceos, la Islay Reserve se decanta más por pronunciar los matices de turba y humo, y finalmente Speyside Reserve proporciona sensaciones más ásperas y secas en boca.

El tan frecuentado mundo de las colaboraciones entre micros tampoco le resulta ajeno a la Thornbridge. Como muestra podemos encontrar la colaboración que tuvo lugar en 2007 entre el equipo de la cervecera inglesa y Garret Oliver de la Brooklyn Brewery, para la elaboración de la barley wine Alliance, que mezcla carácter británico y neoyorquino a partes iguales, que madura durante al menos 18 meses antes de ser embotellada para que continúe fermentando, empleando levadura de Champagne. Como resultado se obtuvo una magnífica terna compuesta por dos versiones rematadas en barrica: una de jerez español Pedro Ximénez, y otra de roble americano de vino de Madeira, más una sin añejar, de modo que fuera posible enfrentar las tres en una cata vertical conjunta, y comparar matices.
Pero la fe depositada por la Thornbridge sobre la innovación, el talento y la experimentación no acaba aquí. Otros ejemplos de ello son la brown ale, llamada Suju, que incluye malta ahumada y bayas de enebro elaborada en colaboración con el equipo de Birrificio Italiano, y también la ale con miel de castaña amarga y de inspiración italiana igualmente, llamada Bracia. O también la Halcyon, una doble IPA que se acerca a los 8º de alcohol y que se encuentra aromatizada con lúpulo increíblemente fresco, recogido el mismo día de fabricación, y que corresponde a una variedad diferente cada año.
Pero no todo el portfolio de Thornbridge se encuentra copado por las innovaciones. También podemos encontrar ales de corte más clásico que acompañan a la Jaipur, tanto de estilos típicamente británicos como de otros menos frecuentes en las Islas. Así tenemos por ejemplo la Lord Marples, una clásica bitter con un toque intensamente maltoso, o la Kipling, una South Pacific Ale de poco más de 5º de alcohol y que se encuentra aromatizada con lúpulo Nelson Sauvin procedente de las Antípodas, o también la Kill Your Darlings, una Vienna Lager sensacional que rebosa matices de caramelo y malta tostada, siendo un gran ejemplo dentro del estilo, o la Wild Swan una suave cerveza, muy baja en contenido alcohólico, al gusto de los ingleses, pero que destaca por ser intensamente aromática gracias a los lúpulos de perfiles cítricos y especiados.
Para concluir sólo decir que la mayor parte de sus referencias son embotelladas en formato de 50 cl. tan habitual en Gran Bretaña y lo mejor de todo: una gran relación calidad, cantidad y precio, con respecto a otras marcas británicas y no británicas, por lo que resultan altamente recomendables, formando parte de ese conjunto de ales anglosajonas que resultan relativamente asequibles y fáciles de encontrar.

Comentarios

  1. Sin duda hablamos de una gran cervecera con cervezas de muchísima calidad, pero no comparto del todo tu impresión sobre su gran relación calidad/precio. Desgraciadamente en muchas tiendas cuestan bastante más que otras británicas con calidad más que contrastada, no solo de nueva ola sino también clásicas. Aún así me alegro de que se encuentren con mucha más facilidad que hace un par de años porque me gusta mucho casi todo lo que sacan.

    Un placer haber podido compartir un ratito en Noblejas! Saludos Juan!

    ResponderEliminar
  2. Pues creo que lo vemos entonces de diferente manera, porque a mi me siguen pareciendo que tienen un precio más ventajoso, teniendo en cuenta que el formato es de medio litro, frente a otras cerveceras británicas como The Kernel, Meantime o Hawkshead por decir algunas otras. No son las más baratas, cierto, pero es que las cervezas procedentes de UK por lo general son de precio un poco más elevado que las belgas o las alemanas. Salvando las más habituales de Marston's y Fuller's o quizás Sepherd's Neame suelen ser más caras, pero sin llegar a los precios de las cervezas nórdicas y no digamos las estadounidenses (aunque no todas, ahí tenemos a las Anchor, o las Flying Dog por poner algún ejemplo). Y por supuesto, reiterar el placer que tuve de encontrarnos de nuevo en Noblejas. Salu2!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares