Visita a la fábrica de Het Anker en Malinas


Dentro de la serie de posts dedicados a mi visita a tierras belgas con motivo de la celebración del Belgian Beer Weekend el pasado mes de septiembre, me he decidido por publicar el post en el que quiero rendir homenaje a una de las fábricas de cerveza más antiguas del país, y una de las más reputadas, la Het Anker (el ancla en neerlandés), situada en la pequeña pero bella ciudad de Malinas, a tan solo unos pocos kilómetros de la capital, Bruselas. Esta fábrica es de sobra conocida por los que somos muy cerveceros, gracias principalmente a su serie de cervezas bautizadas como Gouden Carolus. Como muchos podrán intuir, el nombre elegido hace siglos para estas cervezas, guarda una estrecha relación con nuestro antiguo rey Carlos V. Ya en alguna ocasión he mencionado en el blog la pasión proferida por el monarca hacia la cerveza. El hecho de la ciudad de Gante le viera nacer y crecer tiene mucho que ver en la gran afición que mantuvo por nuestra amada bebida. Y son muchas las historias y leyendas que circulan acerca de este idilio mantenido por el emperador.


Sobre la visita:

La visita comienza en realidad en el exterior de la fábrica, puesto que el enclave de la misma se encuentra en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, junto al beaterio (o también llamado beguinaje), lugar donde residían la beguinas. Las beguinas constituían una asociación de mujeres religiosas cristianas dedicadas a la oración, obras de caridad (como por ejemplo ayudando a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos) y también a labores intelectuales. Trabajaban para mantenerse de forma autosuficiente y eran libres de dejar la asociación en cualquier momento y también para casarse. Hoy en día el beaterio está catalogado como Patrimonio Mundial de la UNESCO. La arquitectura de la zona está dominada absolutamente por el ladrillo en tonos rojizos oscuros, y los clásicos tejados escalonados tan habituales en Flandes. Para llegar hasta la fábrica a pie existen dos caminos. El más antiguo es que discurre por la Krankenstraat, o lo que es lo mismo, la calle de los enfermos, llamada así a causa del antiguo hospital "Ter Kranken" donde las beguinas cuidaban a los enfermos. El perímetro dibujado por las calles adyacentes:Hoviustraat, Fonteinstraat, Conventstraat y Nonnenstraat suponen un pequeño paseo repleto de antiguos rincones con encanto y mucha historia impregnada en los muros y fachadas de sus edificios.



Una vez que atravesamos el arco, nos encontramos con un patio que se abre frente a nosotros, donde podemos ver la fábrica hacia la derecha, donde llama poderosamente la atención la alta chimenea de ladrillo que domina el perfil de la construcción, un almacén delante, y al fondo y a la izquierda la cantina-restaurante de la fábrica. 


Es precisamente en la entrada de la cantina, en una pequeña sala que cumple al mismo tiempo las funciones de tienda oficial de la fábrica, donde se adquieren los tiquets de entrada para la visita. El precio de la visita es de 7,5 euros por persona, es guiada, aunque solo en neerlandés y en inglés y tiene una duración aproximada de hora y media. Al final de la visita se degustan dos variedades de la fábrica. Importante destacar que disponen de las principales referencias que fabrican, en formato de 33cl. y de 75cl. a precios realmente muy atractivos. Por ejemplo, la Cuvée van der Keizer Blauw (que es bajo mi punto de vista la mejor cerveza de la fábrica), se puede adquirir por menos de la mitad de lo que costaría en una tienda especializada en España. Resulta prácticamente imposible resistir la tentación de comprar varias botellas, de no ser por la normativa europea para el transporte aéreo de líquidos en cabina, y de la capacidad de las maletas.


La denominada sala de elaboración de la fábrica es quizás la más llamativa, e importante de la visita, como su propio nombre indica. En ella se encuentran las tres calderas fabricadas en cobre rojo amartillado y una máquina de filtrado del mosto, que datan de 1947. La capacidad de producción que alcanzaban las instalaciones en un comienzo llegaba hasta los 300 Hectólitros de cerveza, aunque hoy en día se ha visto reducida a 110 Hectólitros por lote debido a la mayor densidad de la cervezas elaboradas.


El proceso es bastante singular: la primera de las calderas hace las funciones de hervidor del agua que es mezclada con almidón de trigo, se hierve y se bombea hasta la segunda caldera donde se añade una variedad de maltas en proporción variable, calentando la mezcla hasta una temperatura entre 55ºC y 72ºC, con el objetivo de obtener un mosto caramelizado.
El mosto resultante se transporta desde la segunda caldera hasta la tercera a través de un filtro, que se puede observar en la fotografía inferior. En esta tercera caldera, es donde tiene lugar la cocción del mosto, al que se añade varios tipos de lúpulos, hierbas y especias, en función de la receta de la cerveza que se vaya a producir. De esta forma se consigue aromatizar la cerveza, enriqueciéndola con una mayor complejidad. El líquido que se obtiene de esta caldera se encuentra a unos 100ºC aproximadamente, y tras una fase de centriguado y de enfriado, el mosto pasa una temperatura de 22ºC, que es a la que debe fermentar mediante la acción de las levaduras. A continuación el mosto se bombea hasta los tanques de fermentación cilindrocóncos, para que se transforme en cerveza tras el proceso de fermentación que tiene una duración de siete días. Posteriormente la cerveza es enfriada a -1ºC para iniciar el proceso de maduración.


Finalmente antes del embotellado, la cerveza es filtrada a excepción de la Gouden Carolus Hopsinjoor, y se le añade una pequeña cantidad de levadura y azúcar con el objetivo de que se produzca una refermentación en el interior de la botella. Tras el envasado la cerveza reposa en botella durante 2 o 3 semanas en salas a temperatura ambiente. Una vez concluida esta última fase la cerveza está lista para ser comercializada y consumida. 


Durante la visita tuvimos la oportunidad de ver la parte de la fábrica que está destinada a la destilería de whisky Het Anker. Tanto la cerveza como el whisky comparten la misma base de materias primas, la malta de cereal. La dinastía a la que pertenece hoy en día la fábrica, la familia Van Breedam, acumula tras de sí, una larga tradición de siglos en el arte de la destilación de alcoholes, principalmente ginebra. Esta destilería primitiva de la familia data de 1637, y se encontraba instalada en el interior de un molino en Blaasveld. Estuvo en funcionamiento hasta 1927. En 1872, Louis Van Breedam y su hermana dejan el negocio del destilado en el molino, para pasarse a la fabricación de cervezas. El viejo molino continúa siendo hoy en día propiedad de la familia. El propietario actual de la compañía, Charles Leclef, sobrino de Michel Van Breedam, vivió su infancia en la fábrica de cerveza, y creció entre fermentadores y barricas de madera. Siendo muy joven adquirió el conocimiento suficiente como para tomar el control de la fábrica en 1990. Años más tarde, tras llevar a cabo una revisión completa de las instalaciones, Charles tenía nuevos sueños. Su nueva meta era poder destilar whisky tal y como sus ancestros lo hicieron en el viejo molino. Era el modo ideal de forjar un matrimonio perfecto entre dos tradiciones familiares: la cervecería y la destilería. Una apuesta arriesgada, por el coste del proyecto, pero que verá definitivamente la luz a finales de este año, 2013, ya que será cuando salgan a la venta las primeras botellas de whisky de la fábrica tras 3 años de maduración en barrica de roble, desde octubre de 2010. El whisky tendrá la base de la Gouden Carolus Tripel, con lo que aquellos que conozcan la cerveza, pueden intuir el gusto que tendrá el resultado con numerosos matices afrutados y de madera.


Como detalle curioso y llamativo para los visitantes, dentro del recorrido que se realiza por el interior de la fábrica se incluye la reconstrucción de lo que vendría a ser un típico café o cervecería de la zona de comienzos de siglo, donde es posible admirar algunos antiguos objetos con abundantes historias y anécdotas unidas a ellos.

La visita finaliza con la prometida degustación de dos cervezas de la fábrica en la sala acondicionada de la que disponen para ello. Las dos cervezas que se incluyen con la entrada fueron en nuestro caso la Gouden Carolus Classic, una cerveza oscura cercana a una cuádruple de abadía, de gusto dulce y afrutado y la Gouden Carolus Tripel, que como su nombre indica, se encuentra dentro del nutrido grupo de cervezas de estilo triple de abadía, de color dorado e igualmente afrutada. De este modo  las diferencias entre ambos tipos de cerveza quedan manifiestamente expuestas a la luz, de una forma muy clara y sencilla, para aquellos visitantes más neófitos y con menor conocimiento sobre el mundo de la cerveza.


El mejor remate para finalizar la visita a la insigne fábrica es, sin duda alguna, poder sentarse plácidamente en su cantina-restaurante y probar algunos de los platos cocinados con su propia cerveza, a precios asequibles, como por ejemplo la riquísima carbonada flamenca cocinada con Cuvée van der Keizer Blauw, que si además es acompañada con una botella de la misma cerveza, alcanza unas cotas de exquisitez únicas dentro de este tipo de platos. Absolutamente imprescindible para los más devotos seguidores de la fábrica y amantes de la cocina con cerveza.



Un poco de historia...

La fábrica de cerveza Het Anker es una de las más antiguas en todo Bélgica. Las primeras referencias a la fábrica en documentos escritos se sitúan en el siglo XIV, concretamente en los archivos de la ciudad de Malinas, en Flandes, donde se menciona el pago de la cantidad de dinero correspondiente a la obtención de la licencia como productor cervecero, que realizó Jan In't Anker en 1369.
Años más tarde su hijo Matthijs se convirtió en el cervecero oficial de la ciudad de Malinas. Cuando visitamos la fábrica, pudimos comprobar la antigüedad de algunos de los edificios que forman parte del complejo. De hecho, proceden del siglo XV.
En un comienzo la cervecera se especializó en la fabricación de una cerveza oscura, que llegó a ser altamente popular, entre las clases más pudientes de la sociedad de la época. Se dice que llegó a ser la cerveza favorita del emperador Carlos V, que hizo marcar sus jarras y toneles con el mismo sello del usado para la moneda de oro oficial que tenía grabada el rostro de Carlos V. Esta moneda recibió el nombre popular de Gouden Carolus (o lo que es lo mismo, Carlos de oro), nombre que se trasladó paralelamente a la cerveza, de modo que comenzó a ser conocida como la Gouden Carolus. Durante varios siglos esta cerveza ha sido la más emblemática de la fábrica, su buque insignia. Ya dentro de la época de la Revolución Industrial la fábrica sufrió varias transformaciones. En 1873 se convierte en una de las primeras cerveceras que usan maquinaria e instalaciones que funcionan con vapor, bajo la dirección de Louis Van Breendam. Su hijo Víctor, en 1912, se encarga de construir la primera maltería junto a la cervecera, que llega a abastecer no sólo a la propia fábrica de Het Anker, sino también a todas las fábricas de la región.
La I Guerra Mundial afecta obviamente al normal funcionamiento de la fábrica, tal y como les sucedió a la mayoría de las fábricas belgas durante aquella época, por la participación del país en el conflicto. Las tropas alemanas ocuparon Bélgica, y tomaron la determinación de que sólo una cervecera tendría el permiso para elaborar cerveza. Het Anker no fue la elegida, y en consecuencia la sala principal de elaboración de la fábrica se vio desmantelada, para reutilizar el cobre con fines armamentísticos. Una vez que concluye la guerra, la cervecero poco a poco vuelve a recuperar su actividad normal, y vive una época de prosperidad, que tiene su reflejo en la elección de su propietario en aquellos años, Charles Van Breendam, como presidente de la Confederación de los Cerveceros Belgas. Curiosamente en la actualidad, se produce la misma situación. El presidente de los Cerveceros Belgas es el propietario actual de Het Anker, Charles Leclef.
En 1945 la fábrica vive otra transformación, con la creación de una nueva sala de elaboración, con un instrumental de lo más avanzado en la época, y se abandona el trabajo en la maltería para centrarse en la producción de cerveza.
En la década de los 60 la Gouden Carolus vive un segundo periodo de esplendor, llegando a ser altamente popular y bien considerada en todo el país, por lo que comienza a exportarse a otros países europeos.

En 1990, Charles Leclef, perteneciente a la 5ª generación de la familia Van Breendam, toma las riendas de la cervecera. Toda la antigua maquinaria utilizada continúa funcionando, pero se decide renovar la sala de fermentación y acondicionamiento con el objeto de homogeneizar el producto y aumentar su calidad.
Justo en ese año se realiza la apertura oficial de su propia cantina restaurante dentro del complejo de la fábrica, y que es utilizado como un escaparate promocional para dar a conocer sus productos.
Y en 1999 se inaugura el Hotel Carolus, en el edificio que anteriormente albergaba los antiguos almacenes de la cervecera. Dispone de un total de 22 habitaciones. Especialmente pensado para los más cerveceros y fieles seguidores de la marca, que pueden gozar de la oportunidad de estar alojados en una fábrica de cerveza en funcionamiento, un concepto muy original.

Sus cervezas...

La base de la producción de la fábrica Het Anker son las cervezas de su sello Gouden Carolus. Dentro de este grupo se encuentran:
- La Gouden Carolus Ambrio, una ale tostada de malta rojiza, y que fue la primera en elaborarse en la fábrica en 1421.
- La Gouden Carolus Easter, de color rojo rubí y alto contenido alcohólico, alcanzando los 10ºC es la más singular de este grupo de cervezas, debido a las hierbas, especias y lúpulos que se emplean en su elaboración.
- La Gouden Carolus Classic, una cerveza oscura, caramelizada, que se sitúa cerca de las cuádruples de abadía.
- La Gouden Carolus Hopsinjoor, una golden ale, con cuerpo y una lupulización más intensa que la habitual que se puede encontrar en las cervezas belgas.
- La Gouden Carolus Tripel, una cerveza elaborada desde el siglo XV, y que antaño fue muy apreciada por la nobleza.
- Más una edición especial por Navidad: La Gouden Carolus Christmas. Excelente cerveza dentro del grupo de cervezas de invierno o navideñas.

Además de estas cervezas elabora un par de referencias exquisitas y muy complejas, maduradas en cuevas:
- La Cuvée van der Keizer Blauw
- La Cuvée van der Keizer Rood

También es la responsable de la fabricación de algunas otras cervezas de alta fermentación como:
- La Lucifer, una strong golden ale que algunos comparan con la célebre Duvel.
o
- La Maneblusser que es una de las últimas incorporaciones a su portfolio.

- La Boscoli, una cerveza de trigo blanca producida por la fábrica y acompañada de fruta, en la que se emplea al menos un 20% de fruta natural.
o
- La Dentergems, que sería la representante dentro de las wit bier de trigo de la fábrica.

De entre las mencionadas incluyo las notas de cata de tres de ellas: La Cuvée van der Keizer Blauw, la Gouden Carolus Classic y la Gouden Carolus Hopsinjoor.






Cuvée Van der Keizer Blauw

Graduación: 11ºC
Temperatura de servicio:12ºC-14ºC
Tipo de vaso recomendado:Copa de cáliz o Teku.

Aspecto: De color marrón muy oscuro, y aspecto muy denso y turbio, coronada con una capa de espuma de color canela, y aspecto cremoso, con buena retención, aunque no excesiva amplitud, suficiente para dejar finas líneas de espuma en el vidrio.

Aroma: Cerveza muy compleja aromáticamente, que se encuentra perfumada con matices a maltas tostadas y caramelizadas, azúcar quemado, frutos oscuros como ciruelas, bayas y especias
 
Sabor y textura: Cerveza de sabor potente, y mucho peso en boca. Cuerpo robusto, sin llegar a ser "masticable". Gusto dulce y caramelizado con abundantes matices afrutados de frutos oscuros y bayas. Excelentemente bien balanceada. Finaliza con un regusto predominantemente seco y algo especiado. Deliciosa. Una cerveza imprescindible.

Maridaje: Carbonada flamenca.

Nota:                             








Gouden Carolus Classic

Graduación: 8,5º
Temperatura de servicio: 10ºC aprox.
Tipo de vaso recomendado:Copa de cáliz o Teku.

Aspecto:De color marrón oscuro, y aspecto turbio, es rematada con una corona de espuma de color canela y dos dedos de espesor, que mengua con relativa celeridad, pero sin desaparecer del todo, dejando un halo de unos 3 o 4 milímetros que aguanta hasta el final, que va dibujando líneas de encaje sobre el cristal.

Aroma: Repleto de matices afrutados, donde destacan especialmente las ciruelas, por encima de otros como manzanas asadas. Predominan los aromas de perfil maltoso como caramelo, azúcar candeal y chocolate.
 
Sabor y textura: Entrada sabrosa y potente de carácter dulce con matices a caramelo y azúcar, envueltos en sabores a frutos oscuros, como ciruelas y pasas. Textura suave, a la que ayuda la cremosidad de la espuma, especialmente al comienzo. Cerveza de cuerpo medio alto, y con el alcohol muy bien integrado, que no aparece salvo por un ligero ardor en la garganta después del trago. Final moderadamente seco.


Maridaje: Estofado de venado.

Nota:




Gouden Carolus Hopsinjoor

Graduación: 8ºC
Temperatura de servicio: 10ºC aprox
Tipo de vaso recomendado:Copa de cáliz o Teku.

Aspecto:De tono anaranjado, cercano al ámbar y ligeramente velada. Abundante carbonatación visible a través del cristal, lo que ayuda a explicar la gran cabeza de espuma que corona la cerveza, superando sin problemas los dos dedos de espesor, de aspecto níveo y con una poderosa retención, que hace que perdure durante prácticamente toda la copa, dejando gruesos círculos de encaje de espuma alrededor del vidrio.

Aroma: Aroma intenso y penetrante donde se distinguen principalmente dos grupos de matices: los provenientes de la levadura, y los del lúpulo. Los primeros, fruto de los ésteres, aportan matices afrutados como manzanas, melocotón y plátano. Los segundos, son de tipo terroso y herbáceos.
 
Sabor y textura: Cerveza de cuerpo medio, suave textura, con algo de aguja y cosquilleo en lengua por la carbonatación y el especiado, pero que no llega a molestar. Muy bien equilibrada, conjuga de forma elegante los sabores maltosos acompañados de intensos matices afrutados, y herbáceos, que se intensifican con la aparición de especias (cilantro y clavo), más evidentes al final. Regusto seco y moderadamente amargo. Una de las mejores IPA belgas que se pueden encontrar en el mercado.

Maridaje: Mero en salsa de gambas.
Nota:



Comentarios

  1. Gran visita y gran artículo!

    Madre mía que pintaza tiene esa carbonada que nos muestras ufff

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    1. Fue el mejor plato que probé durante todo el viaje junto con un pastel de carne y queso fundido elaborado con Orval de dos años, que tomé en el Bier Circus de Bruselas.Deliciosos ambos. Salu2!

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  2. Menudo post! Con éste creo que has superado todos los límites de extensión anteriores, jajaja!! Qué pasada! Bueno, yendo al lío, lo primero es lo primero, y es la pintaza que tiene esa carbonade... Ufff!!! Sobre las cervezas, comparto tus amores por esa keizer azul... Hace ya tiempo de mi última vez pero la recuerdo alucinantemente rica. La Hopsinjoor he tenido distintos encuentros con ella y en algunos casos estaba estupenda y otras veces no, así que al igual que en otras belgas subiditas de lúpulo (Hommelbier, Urthel Hop It, Hopus...) intuyo que el problema pueda estar en la frescura y el tiempo que haya estado dando vueltas la botella. Gran y nutrida visita, Juan! Enhorabuena!! Un abrazo!

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    1. Gracias por las felicitaciones! No sé si será el post más extenso que he escrito, porque también ha habido unos cuántos que tenían una extensión considerable. Me alegra comprobar que hay mucha gente que los leer. Siempre digo que procuraré resumirlos en un futuro, pero luego me pongo a escribir y siempre acabo llenando páginas y más páginas. En cuanto a las cervezas, mi preferida es la Van der Keizer Blaw, sin dudas, aunque la Christmas es una auténtica delicia, que ya comenté junto con un grupo de cervezas de Navidad hará algún tiempo. La Hopsinjoor fue de las primeras ipas belgas que probé, junto con la Chouffe Houblon, la Hopus, o la Hop It de Urthel... y fue la que más me gustó desde el comienzo. Siempre he tenido la suerte de pillarla bastante fresca. En cuanto a la visita... pues qué decir! que con ganas de volver para allá, que se me han quedado muchas cosas en el tintero ;). Un abrazo!

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  3. Esta visita me quedó pendiente, al final cambiamos el destino por Lovaina. Para el siguiente viaje es visita obliaga junto con la carbonade flamande que tiene una pinta estupenda jejeje

    Saludos!!

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    1. Ya tenéis excusa para volver, jejeje. Ya nos lo dijo Paquito... que Malinas merecía la pena, y la fábrica estaba muy bien, sobre todo su cantina para poder probar la deliciosa carbonade, jejeje. Salu2!

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  4. Llevo un año leyendo tu blog y has hecho un trabajo fenomenal en todas las entradas. Enhorabuena

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    1. Muchísimas gracias de verdad. Es una satisfacción personal comprobar que a la gente le gusta lo que escribo, y que me anima a continuar haciéndolo. Salu2!

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  5. Que cervezón las carolus Que maravilla de entrada! , buen trabajo , te sigo desde hace tiempo , espero algún día hacer entradas como la tuya! un saludo!

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