Cervezas de Navidad de 2013-2014: tres belgas y una danesa (y 3)

Tras el paréntesis de las Fiestas Navideñas, toca volver al trabajo y la rutina, con el handicap de la temida cuesta de Enero, pero edulcorada de alguna forma con las habituales rebajas de esta época del año que prolongan por unas semanas más la oleada consumista que nos invade durante los días precedentes. En mi caso regreso al blog con renovada fuerza y un montón de buenos propósitos para este 2014 recién estrenado. Aprovechando la inercia navideña, dedicaré este primer post del año a algunas de las cervezas de Navidad (o de invierno) que fueron consumidas en estos días de excesos gastronómicos.
En esta ocasión he querido reunir en el mismo post un cuarteto compuesto por las 3 cervezas belgas de Navidad, las reinas en el género, y una convidada vikinga, procedente de la bella Dinamarca.




De Dolle Stille Nacht

De Dolle (literalmente traducido al castellano, "los locos") es una de las microcerveceras que a pesar de llevar en funcionamiento poco más de 3 décadas, ha conseguido una enorme popularidad a nivel local e internacional, gracias a la calidad de sus elaboraciones. Nacida en 1980 comenzó la pequeña revolución de las microcerveceras en Bélgica, que han ido surgiendo en los últimos años compitiendo en calidad con las cerveceras más longevas y de mayor tradición de aquel país. A De Dolle le siguieron otras fábricas sobradamente conocidas por los que amamos la cerveza belga, como Achouffe, o Abbayé des Rocs entre otras. Fundada por Kris Herteleer y sus dos hermanos, al comprar y renovar la antigua cervecera Costenoble en la ciudad de Esen, han ido creciendo poco a poco, hasta introducirse en el selecto grupo de las mejores cerveceras del país. Hoy en día, de los 3 socios iniciales, solamente Kris continúa en el negocio.
Su primera elaboración comercializada, la Oerbier es una fantástica y compleja ale oscura que obtuvo una gran aceptación y muy buenas críticas. Después le siguieron otras referencias que están a la altura o incluso por encima de la primogénita Oerbier, como la Arabier, la Dulle Tevé, o las ediciones especiales añejadas en barrica de roble de alguna de sus elaboraciones, como por ejemplo la Oerbier añejada en barrica de Burdeos, verdaderamente sublime, aunque nada fácil de conseguir. Todas ellas comparten una estética en el etiquetado, que a muchos no gustará por su trazo un tanto surrealista, que roza lo infantil en ocasiones, pero que sin duda son seña de distinción y originalidad.
La Stille Nacht (quiere decir Silent Night en inglés, o Noche de Paz en español)  es la cerveza de temporada
de invierno de De Dolle. Originalmente era una cerveza oscura, pero después de que muchos seguidores de la fábrica se refiriesen a ella como la "buena Oerbier", Kriss, frustrado cambió por completo la receta de la cerveza en 1982, transformándola en una ale dorada y especiada. En la década de los 90, De Dolle utilizó para la fermentación una cepa de levadura cedida por la cervecera Rodenbach, hasta que dejaron de hacerlo en el año 2000. Actualmente el 20% del mosto es fermentado con bacterias lácticas, que luego es mezclado con el 80% restante, añadiendo un toque "sour" sutil que la hace aún más bebible. Actualmente se puede considerar como una de las mejores cervezas navideñas (o invernales) del mercado.


Graduación: 12º
Temperatura de servicio: 12ºC-14ºC
Tipo de vaso recomendado: Vaso de cáliz trapense.

Aspecto De color ámbar oscuro y turbia, su corona de espuma, de color blanco, no alcanza más de 1 cm de espesor, y desaparece con relativa rapidez, para posteriormente apenas dejar rastro ni en la superficie ni pegado al vidrio.

Aroma: Cerveza de aroma potente y complejo. Multitud de matices de perfil dulce y afrutado como suave bizcocho, azúcar tostado, peras, plátano, melocotones, pasas y bayas. Algo de especias como pimienta y jengibre también están presentes. Se vislumbra en el fondo un suave toque agridulce, y "funk". En resumen: un perfume muy agradable y que estimula las papilas gustativas.

Sabor y textura: Cuerpo contundente, carbónico vivo y acentuado, resulta ligeramente efervescente. Muy sabrosa en el paladar despliega su arsenal de matices dulces, donde destaca la malta caramelizada, y matices afrutados con dominio del plátano y melocotón, y también de forma más tenue las pasas y ligeros toques avainillados y especiados con presencia de pimienta y jengibre. Sequedad, astringencia y algo de ardor al final provocado por el alcohol, que aún siendo evidente, no incomoda, sino que reconforta. De verdad tiene 12ºC esta cerveza? Auténtica obra maestra dentro del género. De lo mejor que se puede encontrar en el mercado.

Maridaje: Confit de pato.
Nota      




De Ranke Père Noël

De Ranke podríamos decir que es una cervecera que integra toda Bélgica en su naturaleza y funcionamiento, ya que los cerveceros son de Flandes Occidental, la planta de producción se instaló en Valonia en la localidad de Dottignies en 2005, y se contrató la ayuda de un maestro cervecero de la capital, Bruselas. Dirigida por Nino Bacelle y Guido Devos, sus cervezas tratan de alejar un tanto de la línea habitual en muchas de las cervezas belgas, tan explosivas en sabor, de perfil intensamente dulce y especiado. De ahí su demostrado y especial apego por las cervezas lámbicas y lupuladas, como lo son las cervezas de su portfolio, entre las que destacan por haber adquirido una mejor reputación, la lupulada XX Bitter, inspirada en el británico estilo de las Bitter, y que añade el cuerpo y el alcohol de las cervezas belgas. Y también la Kriek de Ranke, una cerveza a medio camino de las Oud Bruin y las Kriek, elaborada con cerezas de Polonia. Pero también su cerveza navideña Père Noël (o Papá Noel en castellano) es una gran cerveza, destacable en el género.


Graduación:7º
Temperatura de servicio: 8ºC-10ºC
Tipo de vaso recomendado: Vaso de cáliz trapense / Copa Teku.

Aspecto De tono intensamente dorado, algo oscurecido, velada, y con carbónico visible a través del vidrio. Capa de espuma blanca abundante (hasta 3cm) y de aspecto más cremoso que esponjoso, con muy buena retención, y restos de encaje consistentes en finos aros que se resisten a resbalar por el interior de la copa.

Aroma: Dulzón, con predominio de matices procedentes de la malta como biscuit y suave caramelo. También se encuentra presencia de levadura, ésteres afrutados de peras y plátano, especias como pimienta, y lúpulo, con notas más herbáceas que terrosas.

Sabor y textura: Cuerpo medio, burbuja fina cosquilleante y abundante y gusto dulce en boca. Al comienzo se descubren sabores limpios maltosos, en especial galleta dulce de cereal y caramelo. Posteriormente se incrementa la complejidad con la aparición de matices especiados y afrutados. Final seco y con algo de astringencia procedente de las especias, más que del alcohol, que se encuentra bien integrado. Muy buena cerveza de invierno, aunque no es la típica cerveza navideña belga.

Maridaje:Pannetone.
Nota: 



Boelens Santa Bee

La familia Boelens ha estado al frente de la cervecera belga del mismo nombre, ubicada en la localidad de Belsele, en la región de Waasland,  desde mediados del siglo XIX
Como sucedió con tantas otras cerveceras del país, durante la contienda de la Primera Guerra Mundial, los alemanes desmantelaron la fábrica de Boelens en 1915 , aunque le permitieron, al entonces dueño, Henry Boelens, conservar la línea de embotellado, lo que pudo aprovechar para poder vender después de la Guerra, la cerveza comprada en grandes tanques a las grande fábricas, y embotellándola después en su propia casa, y comercializándola con su nombre, abasteciendo a los pubs y cervecerías de la región, y llegando a venderla puerta por puerta.
La Segunda Guerra Mundial supuso otro fuerte varapalo para los cerveceros belgas, y muchas de las instalaciones embotelladoras independientes y fábricas de cerveza fueron destruidas, pero las grandes fábricas supervivientes pudieron después forzar a comercializar sus cervezas a los vendedores y antiguos pequeños fabricantes, que a su vez hicieron de distribuidores. Así Kriss Boelens se hizo carga de la distribuidora que le dejó en herencia su padre en 1980, pero su idea iba más allá, queriendo crear su propia fábrica, objetivo que logró años después, en 1993, tras reunir el material necesario para montar sus propias instalaciones. La primera cerveza que salió al mercado de la recién inaugurada fábrica fue la Bieken, una cerveza con miel, fruto de una antigua receta familiar. Después vinieron otras muchas como la Klokbier Tripel o la Heerenbier.
La Santa Bee es la cerveza especial de Navidad de la cervecera belga. Llamada hasta el año 2005 Boelen Kerstbier, cambió su nombre y etiqueta para el año posterior, sustituyendo la vieja imagen del etiquetado por una "Mamá Noel", o Santa con una alas, que hacen referencia al juego de palabras del nombre escogido, Santa Bee. Este hecho provocó cierto recelo y hasta rechazo por parte de algunos de los habituales consumidores de la Kerstbier, quienes llegaron a pensar que se había llegado a traicionar la tradición de esta típica ale navideña.

Graduación: 8,5º
Temperatura de servicio: 10ºC
Tipo de vaso recomendado: Vaso de tulipa. Copa Teku.

Aspecto: De tono marrón, similar al caoba, con algún brillo rojizo al trasluz. Cerveza de carbonatación liviana y con una corona de espuma de dedo y medio de espesor y de color blanco que presenta una retención mediana, dejando un poco de encaje adherido al cristal de la copa.

Aroma: Aroma afrutado y dulzón que mezcla caramelo y miel, con frutos oscuros y del bosque como frambuesas. y algunas otras frutas como manzanas. También se aprecian ligeras notas de roble.

Sabor y textura: De cuerpo mediano, casi ligero y burbuja poco acusable, es una cerveza de gusto delicado y perfil dulce, donde aparecen los matices detectados en nariz, con mayor presencia de caramelo, acompañada de miel, azúcar candeal, y de forma más moderada fruta oscura y el complemento de alguna pequeña punzada de alcohol. Ligeros ramalazos de tonos agridulces hacia el final del trago predominantemente seco.

Maridaje: Roscón de Reyes.
Nota:  



Mikkeller Fra Via Til 2013 (From...To)

En el año 2006 la escena cervecera danesa fue testigo del nacimiento de las primeras microcerveceras de nueva generación que supusieron un soplo de viento fresco en el mercado danés copado por completo por las archiconocidas Tuborg y Carlsberg. Entre estas microcerveceras, sin duda una de las más destacadas, si no la más, es la comandada por Mikkel Borg, y cuyo nombre, Mikkeller, se debe precisamente a su fundador. Elegida en varias ocasiones como la cervecera danesa del año es la responsable de algunas grandes obras maestras como su Beer Geek Breakfast, o su Mikkeller Black, o la Mikkeller 19. Perteneciente al movimiento de los llamados Gipsy Brewers, es decir, aquellos cerveceros de filosofía nómada y que carecen de instalaciones propias, son frecuentes sus colaboraciones con algunas otras microcerveceras como la escocesa Brewdog, la belga De Struise o la estadounidense Three Floyds, por ejemplo. Sus cervezas son exportadas por diferentes países de Europa y también llegan a Estados Unidos, siendo una de las cerveceras más agasajadas y con mejores críticas y puntuaciones en webs como ratebeer o beeradvocate. A pesar de la indiscutible calidad de muchas de sus cervezas como las mencionadas y otras muchas, Mikkeller también tiene sus detractores y no todo son alabanzas hacia sus elaboraciones. Lo cierto es que su portfolio es uno de los más extensos y prolíficos de los últimos años, creando cada año varias decenas de referencias distintas, muchas de ellas auténticos experimentos, lo que provoca que entre podamos encontrar disparidad de calidad entre sus cervezas, encontrado joyas y otras verdaderamente mediocres. En cualquier caso Mikkeller ya tiene un nombre en el mercado, y ha logrado erigirse como una de las cerveceras del momento. Hace tan sólo unos pocos años, resultaba ciertamente complicado hacerse con alguna botella de la micro danesa en nuestro país, pero hoy en día es relativamente sencillo pode degustar alguna de sus facturas en tiendas especializadas y cervecerías.
La Fra Via Til, que quiere decir De... Para... es una cerveza pensada para Navidad y para regalar, ya que la etiqueta viene preparada para escribir los nombres de quien la regala y el afortunado que la recibe. A pesar de que no mantiene una receta fija, las variaciones son sutiles de un año para otro. En mi caso, la comentada en la nota de cata es la edición de 2013.
Graduación: 8º
Temperatura de servicio: 10ºC
Tipo de vaso recomendado: Vaso de pinta americano / Copa Teku. 

Aspecto Prácticamente negra, y totalmente opaca, de aspecto denso y petrolífero, forma una capa de espuma muy generosa de color marrón, repleta de burbuja minúscula, que va compactando hasta dejar medio dedo de espesor. Los restos de encaje son abundantes y bastante definidos a cada trago, siendo constantes hasta apurar la copa.

Aroma: En una primera toma de contacto el torrefacto es apabullante, con oleadas de café y matices más tenues de chocolate, y caramelo quemado, pero rápidamente se ven mitigados por una colección de notas lupuladas, especiadas (clavo, anís) y a hierbas (menta) que restan el efecto torrefacto, y le confiere un aroma nada esperado en un comienzo, y que no es el habitual de las Baltic Porter.

Sabor y textura: Carbónico vivo y un cuerpo medianamente contundente, son la tarjeta de presentación en boca, donde pronto comienzan a aflorar los matices propios de la malta torrefacta, con dominio evidente del café, con un toque de crema y cacao que mitiga el amargor propio del grano tostado. Notas herbáceas y especiadas se pasean por el paladar hasta llegar a un final más amargo que seco, donde el lúpulo se hace evidente, dando por resultando una cerveza de trago más fácil del esperado y hasta refrescante. Ni rastro de los 8º de alcohol. Un gran trabajo de Mikkeller.

Maridaje: Turrón de guirlache.
Nota: 




Comentarios

  1. De las que comentas me quedo muy por encima de las demás con la Stille Nacht y en segundo lugar con la De Ranke. Sobre esta última aún recuerdo cuando la probé por primera vez, ya que a pesar de que conocía algunas De Ranke (XX Bitter y Guldenberg), lo cierto es que esperaba una cerveza belga de navidad al uso y me dejó realmente sorprendido por el lúpulo. Pero es que hoy en día siguen siendo de los pocos que hacen combinacines lúpulo+navidad con tanta maestría. De la que no guardaba tan buen recuerdo era de la Mikkeller, me gustó pero no hasta tal punto, quizás ahora está mejor que cuando la probé hace ya un par o tres de años, no dudes que le daré una oportunidad después de leer tu reseña.

    Un abrazo!

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    1. La Stille Nacht es una obra de arte, pero conociendo los antecedentes de De Dolle, uno tiene una idea en mente de lo que se puede esperar de esta cerveza. Todo un carrusel de matices perfectamente engarzados cual obra de orfebrería...De la Père Noël también solo puedo tener buenas palabras, la mejor de la casa para mi gusto, por encima de la XX Bitter, que no está nada mal. Aún así digamos, que está un peldañito por debajo de la Stille Nacht. La Santa Bee, tampoco es mala cerveza, pero comparadas con las otras compañeras se queda un poco atrás. La "Til...via...Fra" me sorprendió muy gratamente. No me la esperaba a ese nivel, y para mi gusto entra dentro del grupo de buenas cervezas de Mikkeller. Prueba la edición de 2013, merece la pena. Un abrazo!

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    2. Mis preferencias coinciden con las de Pau. Ambas son unas cervezas un poco atípicas para ser belgas navideñas, pero muy conseguidas. Los de De Ranke era de esperar que pusiesen acento en el amargor, como siempre hacen pero de De Dolle es que es inconmensurable, una auténtica maravilla

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    3. Bueno, veo que coincidimos todos con la Stille Nacht, pero como se suele decir, lo bueno gusta a todos, y se reconoce en seguida, al igual que sucede con el jamón de Jabugo o el melocotón de Calanda, por poner algún ejemplo. Salu2!

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    4. Iba a hacer exactamente el mismo comentario que Lúpuloadicto, así que solamente me queda decir que estas Navidades daré una nueva oportunidad a la Mikkeller, que si bien me gustó esperaba más.

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  2. Stille Nacht forever. Me encanta junto con la Gordon Xmas y no lo puedo ocultar. Tengo una de cada envejeciendo que cada mes que pasa me miran con ojos lascivos pero yo sigo ahí imperterrito.

    Un saludo y una gran entrada.

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    1. Como le decía a Pau, la Stille Nacht, es una magnífica cerveza, que está entre las mejores cervezas de Navidad y de cualquier estilo. Imprescindible para los que quieran conocer bien la cerveza belga. En cuanto a la Gordon Xmas, no la he probado, y es que no soy muy fan de las cervezas de esta marca. No me convencen, demasiado pasadas de vueltas por lo general, aunque sé que tienen su público. Quizás le de una oportunidad para la temporada siguiente ;)
      Por cierto, ya tengo ganas de echar un ojo a esa bodega que tienes, jejeje... Salu2!

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  3. La Nice Choffe de 33cl de los chicos de Achoffe es sencillamente extraordinaria. Todavía las puedes encontrar en algún super de Bélgica por tan solo 1,50 €.

    Muy bueno el post! Bravo!!

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