Ruta cervecera por Valonia (parte III), Brasserie St. Feullien y Mons


La segunda jornada de mi ruta por Valonia patrocinada por la Oficina de Turismo Belga de Valonia y Bruselas, me llevó hasta la bella ciudad de Mons. Pero antes de poder disfrutar de los encantos de la ciudad, la primera cita programada en la agenda, era la visita durante la mañana a la brasserie de St. FeuillienUbicada en la localidad de Le Roeulx, entre Mons y Charleroi, conocida también por uno de los elevadores hidráulicos del Canal du Centre, catalogados como Patrimonio de la Humanidad, ha alcanzado altas cotas de prestigio dentro del sector más exigente del público cervecero. 



La fábrica se encuentra ubicada en un antiguo pero bien cuidado edificio de ladrillo, junto a la principal calle de la localidad, prolongación de la carretera nacional que atraviesa Le Roeulx. Resulta claramente visible gracias al gran cartel con el logo de la brasserie que hay colocado en la parte superior de la fachada principal. Una vez atravesada la entrada principal se accede a un patio con un bonito jardín, que se encuentra junto al edificio donde se encontraba la antigua fábrica, y tras atravesar otro pórtico se accede a un patio alargado correspondiente a la nueva factoría donde es posible encontrar un antiguo carruaje usada para el transporte de la fábrica,.En un extremos del mismo, se encuentra la cantina donde esperé la llegada de Blandine, la persona encargada de las visitas, quien me guiaría por el interior de la fábrica, explicando con todo lujo de detalles la historia y funcionamiento de la brasserie.

Sobre la cervecera...


Aspecto exterior de la fachada principal de la brasserie.

El nombre de la cervecera se debe a un monje irlandés de nombre Feullien, que llegó a la Europa continental desde su natal Irlanda en misión de predicación. El comienzo de la historia no hace prever el desenlace final, y la causa de su canonización. Desafortunadamente en el año 655, en el que Europa vivía sumida en el oscurantismo de la Baja Edad Media, mientras que viajaba a través de un bosque en las cercanías de lo que actualmente es la población de Le Roeulx, Feullien fue martirizado y finalmente decapitado. Pero aquella tragedia dio origen a la comunidad monástica que más adelante popularizó la cerveza que elaboraban en la región. En el lugar donde fue martirizado el monje, sus discípulos y seguidores erigieron una pequeña capilla, que con el paso del tiempo fue adquiriendo mayor importancia, siendo destino de peregrinación, por lo que llegó a convertirse en la Abadía de Premontrés en 1125, que más tarde fue conocida como la Abadía de St. Feullien de Roeulx. Esta fecha es la que aparece precisamente en el logo de la marca. 


Un carruaje utilizado antaño por la brasserie para el transporte y reparto de la cerveza.

La abadía conoció tiempos de esplendor, prosperando gracias precisamente a la fabricación de cerveza, entre otras actividades, hasta la llegada de la Revolución Francesa, que supuso un antes y un después para toda la comunidad monástica del norte de Francia y sur de Bélgica, que aún no existía como estado. Fueron tiempos muy convulsos, plagados de trágicos acontecimientos para las abadías de esta zona. La de St. Feullien no fue una situación distinta y fue destruida por los revolucionarios.
En 1873 Stephanie Friart, perteneciente a una de las más importantes familias de la región, recuperó la tradición cervecera de la abadía, preservándola hasta el día de hoy con apasionada dedicación, con la cuarta generación de la familia al frente de la brasserie. Tan sólo hubo un paréntesis entre 1977 y 1988 en el que la fábrica permaneció cerrada. En la reapertura, la brasserie tomó el nombre de Brasserie Friart, que cambió posteriormente en 2000 al de St. Feuillien, en clara referencia a las ruinas de la abadía del mismo nombre, ubicada en las proximidades. El papel desempeñado por la familia Friart en la comunidad local, aún hoy en día continúa siendo de gran relevancia, según me comentó Blandine. La intención de la familia ha sido la de mantenerse unida a la ciudad de Le Roeulx, y a la fábrica de cerveza familiar. De hecho la actual propietaria vive en una vivienda adyacente al edificio de la fábrica que consta de un bonito jardín del que puedo dar fe. La cervezas elaboradas por la fábrica St. Feullien entran dentro de la categoría de cervezas de abadía, utilizando tanto el nombre de concepción monástica, como es el del santo monje irlandés y la abadía construida en su honor, como las antiguas recetas creadas por los monjes de la abadía.

Fondo de la cuba de maceración de la antigua fábrica, donde se puede observar la plancha de filtrado para extraer el mosto.

El proceso de elaboración seguido es el habitual que utilizan las brasseries belgas con alguna particularidad: En un primer instante, la malta resultante tras la pregerminación y tostado de la cebada es molida y mezclada con agua caliente durante la fase de maceración, mediante un método denominado de infusión, con el objetivo de extraer el mosto, que contiene los azúcares fermentables extraídos de la malta. Este mosto es filtrado y posteriormente transferido a las calderas de cocción, donde se calienta hasta alcanzar casi el punto de ebullición. Es en esta fase cuando se añaden las especias tan características de las cervezas belgas y los lúpulos para aromatizar y balancear la cerveza, dotándola de un atractivo aroma, y amargor. El conjunto de especias añadidas a las diferentes cervezas que forman parte del catálogo de la brasserie, es secreto. Algo habitual entre las cerveceras belgas, que tratan de preservar la marca de autor en sus cervezas, garantizando el secreto de sus recetas. 


Las calderas de cocción que usaban en la antigua fábrica hasta el año pasado ya eran de acero inoxidable.

Por más que queramos intentar sonsacar a los responsables y los guías durante la visita, su negativa va a ser firme, con la mejor y más diplomática de las sonrisas. Con los lúpulos no sucede lo mismo. Los lúpulos empleados, en contra de lo que algunos pudieran suponer, proceden en gran parte de Estados Unidos, principalmente de la Costa Oeste. De hecho, la brasserie mantiene una relación especial y estrecha colaboración con la craft brewery americana Green Flash desde 2010, por lo que muchos de los lúpulos que son usados para la elaboración de las cervezas de esta marca estadounidense los podemos identificar también en diferentes recetas de la brasserie belga. También se usan lúpulos centroreuropeos, pero no lúpulos belgas. La región belga más conocida por sus plantaciones de lúpulo, Poperinge, no es fuente de abastecimiento de esta ni de otras muchas brasseries belgas, por diversos factores (disponibilidad y características sensoriales transmitidas a la cerveza, principalmente).


Aspecto del antiguo sistema de refrigeración de la cerveza para dar paso a la fermentación.

Tras la incorporación de especias y lúpulos, el mosto es enfriado a gran velocidad hasta alcanzar la temperatura de 20ºC, con el fin de evitar las temidas contaminaciones bacterianas, hasta llegar a la temperatura a la que es posible la fermentación. Una vez alcanzada la temperatura idónea para que pueda llevarse a cabo la fermentación se añade la levadura (igualmente "secreta" y registrada), para que comience la fermentación, transformando los azúcares del mosto en alcohol y dióxido de carbono, transformándolo finalmente en cerveza. Posteriormente la cerveza es guardada para que madure durante 6 semanas en una sala especialmente acondicionada a baja temperatura (0ºC), con el objetivo de que se produzca una correcta decantación de la cerveza, dejando las impurezas y la levadura en la parte inferior de los tanques de lagerización, consiguiendo un gusto refinado. Después la cerveza es embotellada y madurada durante 3 semanas más, en una sala más cálida, donde la temperatura alcanza los 25ºC, para asegurar que pueda llevarse a cabo una segunda fermentación en el interior de la botella, lo que le proporciona a la cerveza un plus de alcohol y sobre todo la hace más chispeante, al incrementar el carbónico. Y desde este momento está lista para ser distribuida y comercializada. 


Las diferencias entre las nuevas instalaciones y las de la antigua fábrica resultan evidentes. Para los más curiosos mencionar que la cerveza que reposaba en el tanque de la imagen, era una de las cervezas de la estadounidense Green Flash que se elabora en la fábrica belga. Si agrandáis la imagen se resuelve el misterio. 

Una serie de inversiones realizadas desde 2006 consiguieron la inauguración de las instalaciones de la nueva fábrica adyacente a la antigua durante el año pasado, en 2013, cuando se celebró el 140 aniversario de la cervecera. El coste total de la inversión fue de 6 millones de euros. El resultado salta a la vista: modernos equipos de acero inoxidable con una mayor capacidad de producción y un menor impacto medioambiental, consiguiendo producir por encima de los 35000 hectólitros que se llegaron a fabricar en 2012, y garantizando la sostenibilidad de la fábrica para el futuro. El aumento de la producción anual también va a permitir a la fábrica incrementar su volumen de exportaciones, pasando del 31% de la producción en 2012 a cifras más cercanas a la media del sector en Bélgica, que roza el 60%.
En mi visita pude constatar el contraste entre el edificio de la antigua fábrica, en el que se ha conservado de forma impecable la antigua maquinaria usada hasta el año pasado, y los equipos de las nuevas instalaciones.


Un panel explicativo detallaba el funcionamiento de las nuevas instalaciones.

Actualmente St. Feullien. produce las siguientes variedades de cerveza:
- St. Feullien Blond, una Blond Ale de 7,5º de alcohol, aromática, con notas de lúpulo y afrutada con matices cítricos, así como de especias. Una cerveza de calidad que combina maltosidad, y amargor, con un final seco que incluye sequedad y un toque de lúpulo.
- St. Feullien Brune, una Strong Dark Ale belga, con algo más de alcohol, alcanzando los 8.5º tiene un distintivo aroma a maltas tostadas y caramelo, con una presencia evidente del alcohol, resultando más maltosa y alicorada que su predecesora.
- St. Feullien Triple. una de las cervezas más populares de la fábrica, con 8,5º de alcohol y un atractivo color entre ámbar y dorado. Perfumada, con una fragancia en la que se entremezclan lúpulos, especias, ésteres afrutados, y levadura, resultando una cerveza maltosa y muy afrutada. De gusto y cuerpo intensos deja tras de sí una sensación de sequedad en boca. Para mi gusto particular, la mejor de la gama junto con la Saison.
- St. Feullien Saison, la representante del género por excelencia de la provincia de Hainaut, las saison, cumple cercana a la perfección con las características del estilo. Una cerveza de la tierra (o del "terroir", como dicen los belgas), que logra combinar el cereal de la malta, la levadura y un mayor aporte de lúpulo, consiguiendo una cerveza fácil de beber con 6,5º de alcohol casi imperceptibles,  y muy refrescante.
- St. Feullien Cuvée de Noël, como su propio nombre indica, es la cerveza elaborada por la fábrica pensando en la temporada de Navidad. Sus 9º la convierten en la más alcohólica, únicamente superada por la Grand Cru. De color granate, y aroma intenso que delata la presencia de especias y hierbas, resulta muy caramelizada, aunque balanceada gracias a la acción de los lúpulos empleados.
- St. Feullien Grand Cru: con 9º de alcohol, es la edición más especial del catálogo. Una Strong Golden Ale, que destaca particularmente por la ausencia de especias en su elaboración, y que por contra utiliza una serie de distintos tipos de lúpulo y delicadas variedades de maltas. Pálida, afrutada y lupulada, proporciona un retrogusto intenso y prolongado dominado por un placentero amargor.


Las llamativas botellas de gran formato las podemos ver y comprar en la cantina de la fábrica.

Todas las variedades son fabricadas en formato de 33 cl. y de 75 cl., pero también podemos encontrar grandes formatos de la Triple, con botellas que llaman poderosamente la atención por su enorme tamaño. Los grandes formatos fabricados son: el clásico Magnum en botella de 1,5 litros de capacidad, la Jeroboam de 3 litros, la Mathusalem de 6 litros, y la más grande, la Salmanazar, de nada menos que 9 litros. Antiguamente incluso, eran fabricados formatos de mayor tamaño: el Salomon de 20 litros y el Primat de 27 litros, pero que fueron descartados a causa de la frecuente explosión de las botellas. A causa de los ambiciosos objetivos de producción y exportación de la brasserie, se ha externalizado la fabricación de los pequeños formatos a la fábricas de Du Bocq y Affligem. En la fábrica de Le Roeulx se fabrican sólo los formatos grandes y los barriles.


Aspecto de un palé de St. Feullien Triple formato Matusalem, en almacén de la fábrica.

Aparte la brasserie elabora una gama especial de cervezas, bautizada con el nombre Grissette, caracterizadas por ser cervezas que refermentan en botella, pero que al contrario que las de la gama base, presentan un bajo contenido alcohólico (entre 3,5º y 5º), siendo especialmente concebidas para calmar la sed. Entre las cervezas de este grupo podemos encontrar una suave blond belga (Grissete Blonde), una blanca de trigo (Cerisse Blanche) y dos cervezas de frutas de alta fermentación, elaboradas con trigo (las Grissette Fruits des Bois y Grissete Cerise).

Gracias a la buena relación mantenida con la craft brewery norteamerican Green Flash, que nació a partir de un viaje que realizó la CEO de a brasserie, Dominique Friart a los Estados Unidos en 2009, en el que incluyó una visita a la cervecera estadounidense, se han llevado a cabo varias colabaraciones desde 2010 para la elaboración de una serie de referencias de producción limitada como la Bière de l'Amitié, una strong pale ale de 9,5º y la Friendship Brew, una original black saison con 6,5º de alcohol. 


Detalle de la vistosa cartelería que podemos contemplar en la cantina.

Tras la finalización de la visita pude degustar algunas de las variedades de la fábrica en su cantina, especialmente concebida para las degustaciones tras la visita a la brasserie y también para el público que simplemente quiere tomar alguna de sus cervezas, o incluso para reuniones de empresa. 


Aspecto de la sala de degustación en la cantina de la fábrica, cuando aún no había clientela.

La sala se encuentra decorada con botellas, posavasos y cartelería de temática cervecera y estética de comic y vintage, que pueden resultar de interés para los coleccionistas y amantes de este tipo de elementos publicitarios. 


Momento en el que me sirvieron de la botella Magnum la St. Feuillien Triple. Mejora sustancialmente en gran formato. Importante el detalle de que el corcho nunca se toca con las manos en el momento del descorche.

La cerveza es servida tanto de botella como en grifo. También es posible comprarla en botella en diferentes formatos. Sin duda, los más llamativos son los grandes formatos de 1,5, 3, 6 y 9 litros que pueden verse expuestos a la venta, a precios obviamente elevados. Resulta tentador hacerse con alguna de estas gigantescas botellas, pero cualquier atisbo de duda, rápidamente es despejado en el momento de pensar en cómo transportarlas de vuelta a casa. Al margen de la cerveza, también resulta posible adquirir material de merchandising variado de la marca.
La Triple de St. Feuillien, de atrayente aspecto y gran sabor. De las mejores en el género.

Las dos cervezas que probé fueron la St. Feuillien Triple servida de botella de Magnum, obviamente compartida con más y que Blandine tuvo la gentileza de servir, y la St. Feullien Saison, en botella de 75 cl.  La Triple sin duda fue una de las mejores cervezas probadas durante todo el viaje. Conocida por mi con antelación, habiéndola tomado en botella de 33 cl., gana muchos enteros en botella de gran formato, pudiendo afirmar que se sitúa en mi particular podio del estilo. Con un atractivo aspecto y un complejo sabor afrutado repleto de matices a cereal, caramelo, levadura, vainilla, albaricoque, naranja amarga, pomelo, flores, hierbas y especias, es una cerveza que proporciona grandes momentos de placer a los amantes de la buena cerveza. Con un cuerpo y textura perfectos para el estilo, y con un suave dulzor al comienzo que da paso a un amargor comedido y sequedad al final y un retronasal de larga duración. Es una cerveza casi perfecta.


La Saison de St. Feuillien servida con una atractiva y perfecta capa de espuma en textura y duración. 

La Saison por su parte, tampoco defrauda, y logra igualmente situarse entre mi selección personal dentro del estilo. Del mismo modo también es recomendable su consumo en formato grande de 75 cl. o aún mejor en barril. Su carácter de pan y levadura, combinada con las especias, un mayor contenido en lúpulo y una moderada graduación alcohólica, hacen de esta cerveza una opción ideal que aúna complejidad y sensaciones refrescantes.

Para aquellos que lo desconozcan, las cervezas embotelladas en grandes formatos mejoran sustancialmente, y muy en especial en el caso de las cervezas belgas, que en gran número continúan vivas y refermentando en el interior de la botella. El motivo fundamental es que en estos grandes envases, hay una mayor cantidad de cerveza, y por tanto de azúcares, así como de levadura, por lo que los matices que puede llegar a desarrollar con la natural evolución, son de una mayor complejidad. Si tenéis oportunidad de probar alguna cerveza en formato Magnum o superior, no dudéis en hacerlo. Esta diferencia, aunque a menor escala, ya es perceptible en las botellas de 75 cl. respecto a las de 33cl.

Ficha Resumen:
Nombre: Brasserie de St. Feuillien
Año de creación: 1873
UbicaciónLe Roeulx
Webhttp://www.st-feuillien.com/
Cervezas: St. Feuillien Blond, St. Feuillien Triple, St. Feuillien Brune, St. Feuillien Saison, St. Feuillien  Cuvée de NoëlSt. Feuillien Grand Cru, Grissette Cerise, Grissette Fruits de Bois, Grissette Blonde y Grissette Blancher. Colaboraciones con Green Flash (USA): Bière de la Amitie y Friendship Brew. 
Permite visitas: Sí. Con reserva previa y grupos. Contacto con Blandine Colin, email: visite.stfeuillien@gmail.com, También es posible visitarla de forma individual e incluso combinar la visita con la del elevador hidráulico del Canal du Centre. El precio para adultos es de 6 euros. Para más información de horarios y días consultar la información de la web: http://www.st-feuillien.com/FvisitesENG.html
Cervecería/sala de degustación: Sí. Varios grifos y todas las variedades en botella. No hay cocina, aunque ofrecen aperitivos como embutidos y queso.
Ciudad(es) visitable(s) en las proximidades: Roeulx, Mons y Charleroi.

Sobre Mons...

Panorámica de la Grand Place de Mons. Muy animada, representa el centro de la vida de la ciudad.

Mons es la ciudad en la que me alojaría la segunda jornada del viaje y de la que podría disfrutar por la tarde, tras las visitas a las brasseries de St. Feullien y Dubuisson (de la que hablaré en el siguiente post). Mons es la actual capital de la provincia de Hainaut. Con cerca de 100.000 habitantes y una historia con momentos convulsos, como el asedio sufrido por los españoles en 1572 o la ocupación por parte de los alemanes durante la I Guerra Mundial tras la batalla ganada al ejército inglés, es una ciudad que posee un rico patrimonio arquitectónico en el que destacan su Grand Place, de singular belleza y grandes dimensiones, la colegiata de Sainte Wadrau, y su torre campanario.


La bella fachada del Ayuntamiento de Mons, de estilo gótico flamígero.

Pero uno de los motivos por lo que es conocido Mons es por su célebre mono y la leyenda que le acompaña. El mayor edificio de la mencionada Grand Place de la ciudad es el Ayuntamiento de Mons, cuya construcción comenzó en la segunda mitad del siglo XV. Más adelante el edificio fue modificado en el siglo XVIII. Lo que probablemente llame más la atención sea su fachada, de estilo gótico flamígero, que es donde además se encuentra la famosa pequeña estatua hierro de un mono, que es llamado por los lugareños como «singe du grand garde», y que data del siglo XV. 


El singe du grand garde, el mono esculpido en hierro del Ayuntamiento de Mons.

Este mono es particularmente conocido gracias a una leyenda que asegura que la suerte acompaña a quien lo toca (concretamente con la mano izquierda). Un popular dicho dice "Lo que la mujer quiere, el Mono lo puede", y es que al parecer se decía que una joven en edad casadera, si quería contraer matrimonio, tenía que acariciar la cabeza al mono. El resultado en teoría, es que pasaría por la vicaría antes de que dieran las 12 campanadas del último día del año. También se decía que si una pareja de recién casados acariciaban la cabeza del mono, tendrían un bebé a lo largo del año. Se tiene constancia de la existencia del mono en 1843 y lo más probable es que existiera desde mucho antes. 


La prueba de que cumplí con la tradición de acariciar la cabeza del célebre mono.

Diferentes investigaciones aseguran que se encontraba en el Ayuntamiento desde finales del siglo XVII, y otros van más allá y sitúan al mono en el Ayuntamiento desde el momento de su construcción, o quizás fuera colocado allí tras alguna reforma o quizás provenga de la taberna que había ubicada en el sótano del edificio. Su origen es incierto, pero al parecer se cumple la tradición, por lo que no pude dejar de acariciar la cabeza (con la mano izquierda) de nuestro simpático amigo. 

En la siguiente entrada detallaré lo que pudo dar de sí mi visita por la tarde a la ciudad y mi anterior paso al mediodía por la brasserie de Dubuisson.

Comentarios

  1. Muy completa la entrada, como es habitual jejeje. Mi primer contacto con las cervezas de "navidad" fue precisamente con St. Feuillien, y es raro que año tras año no haya alguna de estas botellas en casa por esas fechas. La "saison" también me gusta bastante, y las otras no las he probado, pero creo que si veo por ahí la "triple" le daré una oportunidad :-)

    Un saludo!

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    1. Muchas gracias! No empezaste mal con las cervezas navideñas si elegiste St. Feuillien, aunque las haya incluso mejores (a mi parecer). La Saison es fantástica, y la he probado tanto en botella de 33cl, como de 75cl, así como de barril, la mejor versión de las tres. La Triple no debes dejarla en el tintero. Pruébala a ser posible en botella grande (75cl. o 1,5l). Si te gusta la cerveza belga, no te defraudará. Salu21

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  2. No puedo controlarme (es que trabajé durante años cerca de Mons, y casi en Le Roeulx, a saber en Féluy, y muchos compañeros de trabajo eran de la zona) : ¡qué pena para ti!, porque más o menos en las fechas de tu viaje tuvo lugar la fiesta más importante de Mons, la Ducasse. La procesión del carro de oro y la batalla Lumeçon son únicos en Bélgica (y el mundo, en mi opinión).
    Otra fecha muy interesante para visitar la zona : carnaval con la fiesta - también patrimonio de la humanidad - de Binche. Mi marido halucinó cuando podíamos pasar el día entero con los "gilles" (el marido de mi secretaria era un verdadero gilles y así empezamos las festividades en su casa a las 4 de la mañana el día de martes de carnaval)...si algún día tienes la posibilidad de asisitir, no deberás dudar ni un sólo momento.
    Y no sé si te interesan otros tipos de alcohol, en la misma zona se encuentra también la mejor distilería de Bélgica donde hacen unas Mirabelle, Poire William y el orujo Eau-de-Villée realmente impresionantes...siempre tengo una en el congelador.
    Saludos,
    Ilse

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    1. Me alegro de que te estén gustando mis entradas. Entiendo tu entusiasmo. Si viviera fuera, y escribieran sobre los lugares donde yo he pasado muchos años de mi vida, me daría una gran alegría leerlo. Por cierto, tus suposiciones han ido bien encaminadas, estuve justo antes de la fiesta grande de Mons, con la procesión del Carro de Oro. Estaban con los preparativos, y se notaba el ambiente festivo de la ciudad, con mucha animación hasta bien entrada la noche, un miércoles! La "lástima" es que tenía que seguir con mi ruta. Sin duda tiene que ser un espectáculo. Lo que digo siempre, así tengo la excusa para volver de nuevo ;). Y en cuanto a otros tipos de alcohol, también me gustan algunas otras bebidas, pero a gran distancia de la cerveza. Tomo nota de tus recomendaciones. Ese orujo que mencionas lo podrías traer a algunas de las catas del Club y rematamos al final con un chupito ;). Salu2!

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  3. UNA ENTRADA COMPLETITA COMPLETITA COMO LAS QUE NOS TIENES HABITUADOS, LLENA DE HISTORIA Y DE INFORMACIÓN. MUY BUEN TRABAJO ¡Y MUY BUEN DISFRUTE!
    LA VERDAD ES QUE YO NO SOY MUY DE BOTELLAS GRANDES, EN CASA SOLO BEBO YO Y UNA DE 75 CL. CON UN POCO DE GRADUACIÓN A VECES SE ME HACEN ETERNAS, PERO DAN GANAS DE LLEVARSE ESOS BOTELLONES DE VERDAD JAJAJA.
    LA SAISON TIENE UNA PINTA EXCELENTE, SI LA VEO CAE SEGURO A LA CESTA.
    UN SALUDO "VALONIO" XD

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    1. Gracias Jorge! Yo prefiero claramente, sin ningún tipo de dudas las botellas de 75cl., pero tengo el problema de que cuando son de cervezas como las que comentas, con una alta graduación, no tengo muy a mano el compartirlas con alguien, puesto que en casa, el único que consume cerveza soy yo. Aún así, no sería la primera vez que me bebo una de esas botellas yo solo. En el fondo, no deja de ser algo más de 2 tercios. Si hablamos de botellas Magnum y superiores, ahí sí que es imperativo compartirlas, pero ganas dan de dar un buen festín con amigos en alguna reunión, apareciendo con semejante botella. Doy fe de que la Saison de la marca es una gran cerveza. La tuvieron en barril en el desaparecido El Animal en alguna ocasión, pero en tienda la puedes seguir encontrando. Salu2! jajaja! me ha hecho gracia lo de Valonio. Casi, casi... de adopción ;)

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