Cata excepcional de cervezas belgas especiales

Hace un par de semanas había recibido la llamada de Ernesto de Yria para poder asistir a una cata de cervezas belgas especiales planificada para el pasado domingo, en la que iba a ser la inauguración de su "tienda - laboratorio cervecero" en Ocaña. De antemano, conociendo el buen hacer del que hacen gala Ernesto y Ani, con los eventos que organizan, mi respuesta iba a ser un sí casi con total seguridad, ya que afortunadamente, no había ningún compromiso anterior para la citada fecha en mi agenda, pero cuando supe que algunas de las cervezas integrantes de la belgian-session que nos tenían preparada, eran nada menos que la Westvleteren 12 y la Oerbier de De Dolle, entre otras, no sólo faltó tiempo para confirmar, sino que ya contaba las horas para que llegara la ansiada cita.
El domingo, bien temprano se intuía que el día iba a ser grande, animado por las pistas que nos había dado Ernesto en Facebook a lo largo de los últimos días, sobre lo que íbamos a podernos encontrar acompañando a las cervezas. El resultado fue grandioso, ya que tuve la suerte de compartir una jornada cervecera en muy buena compañía, disfrutando de una selección de cervezas sencillamente espectacular. Toda una explosión de sensaciones concentradas durante unas horas, en las que desfilaron por nuestras manos y nuestras bocas, un total de cinco cervezas espectaculares. Por orden: Una Cantillon Iris, una De Dolle Oerbier, una Land van Mortagne de Alvinne, una Westvleteren XII, y una Black Damnation Coffee Club para terminar. Allí estuvimos Luis de Culturebeer, David Gago de Homo Lupulus y un grupo de amigos, entre los que se encontraba un servidor, en animada conversación mientras que degustábamos cada una de las maravillas que Ernesto y Ani nos tenían preparadas, y no sólo cervecísticamente hablando, sino también en lo que se refiere al maridaje diseñado para acompañar cada cerveza, a destacar: un guiso espectacular de carne con cerveza italiana Ducale, y una tarta de chocolate y cerveza Guinness


Nada más llegar y para ir abriendo boca, comenzamos con una Yria golden, cortesía de la casa, mientras que los presentes departíamos sobre cervezas principalmente. Llegó el momento de sentarse a la mesa y comenzamos con una lambic, y no cualquier lambic. Nada menos que una Cantillon Iris, llamada así por ser dicha planta el símbolo de la ciudad de Bruselas y producida desde 1998. Esta cerveza se aleja un poco de la línea habitual de la cervecera, sin llegar a utilizar  malta de trigo, sino solamente malta pale y elaborada con un 50% de lúpulo fresco. He aquí la principal diferencia que en nariz ya era apreciada.  Las lambics del estilo suelen utilizar lúpulos secos, y en este caso se emplean también lúpulos más frescos de Poperinge, así en nariz presentaba un fondo floral y herbáceo, acompañando a los típicos matices de vino blanco, vinagre y heno que suele caracterizar a estas cervezas. En boca algo de madera y el gusto típicamente ácido, con matices lupulados, que proporcionaban un amargor complementario a la sequedad y astringencia habituales. Muy buena, aunque no apta para todos los paladares. Para acompañar a esta maravilla se optó fundamentalmente por unos mejillones al vapor, cómo no. Los mejillones en esta ocasión no llevaban ningún tipo de salsa, pero puedo dar fe de que estaban realmente buenos, con un porte digno de mención. Algunos ejemplares de un tamaño espectacular. Junto con los mejillones, también hubo queso de la tierra en aceite, elaborado con leche cruda de oveja. Increíble. Y unos chicharrones elaborados en la tradición de la tierra, realmente ricos, aunque nada dietétcos. En mi opinión el queso acompañó de forma excelente a la Cantillon, ya que ayudaba a contrarrestar la sensación astringente y ácida que provocaba en los laterales de lengua la lambic de Bruselas.


De ahí pasamos a la Oerbier de De Dolle. Conocida por muchos de los que suelen seguir el blog, qué puedo decir de esta cerveza y de la fábrica que la elabora, que no se haya dicho ya en muchos de los blogs cerveceros? No hay nada que haga la gente de De Dolle (Los locos) que me disguste. Probablemente la Oerbier sea mi favorita entre todas ellas. El nombre de la cerveza significa "original", y durante mientras degustábamos esta maravillosa cerveza Ernesto nos contó la historia del muñeco que aparece en las etiquetas de esta cerveza, y que a muchos recordará al muñeco gigante que se materializaba al final de la película de Cazafantasmas. Realmente está inspirado en los dibujos encontrados en las cuevas de Altamira, quizás haciendo referencia al origen en la historia del hombre. En su mano izquierda porta un tenedor como símbolo de la ciencia necesaria para preparar la cerveza, pero el muñeco se encuentra mirando hacia su mano derecha donde se encuentra el resultado de dicha elaboración, la cerveza. En cuanto a la cerveza propiamente dicha, se trata de una cerveza oscura, turbia, con abundante carbonatación como se aprecia en la fotografía, con mucho aroma a malta, caramelo, frutos oscuros, vainilla... y en boca deliciosamente cremosa, con gusto maltoso con toque a melaza, caramelo, bizcocho, de nuevo frutos oscuros, especias y levadura. Algo seca al final y el alcohol muy bien integrado. 
La cantidad de espuma generada en vaso tiene que ve mucho con la carbonatación que presenta esta cerveza, pero influye notablemente el vaso empleado. Esta cerveza está pensada para copas de tipo cáliz, con mucha abertura en la parte superior. Por cuestiones de logística obvias tuvo que ser el vaso de Yria. Aquí surgió un debate sobre cuál debería ser el posible vaso universal para poder efectuar una cata de prácticamente cualquier cerveza, y todos estuvimos bastante de acuerdo en que una copa de vino con la base algo más ancha que la boca, con un talle lo suficientemente largo para poder asirla sin problemas sin tocar la copa en sí, podría ser una buena aproximación a este vaso de uso universal.
Mientras que servíamos esta cerveza, Ernesto comenzó a dar buena cuenta de un jamón preparado para la ocasión, que no estaba nada mal. De complemento al jamón Ernesto nos sorprendió con un toque dulce en combinación: tamarindo, una alternativa a la opción agridulce clásica del melón con jamón, y que resultó realmente curiosa. Y para esta cerveza también se pensó como maridaje un plato de salchichas especiadas, con pimientos fritos y cebolla caramelizada. Exquisitas.

La cosa no marchaba nada mal, y aún quedaban muchas maravillas por venir. La siguiente joya preparada para continuar no podía ser menos, ya que el nivel era muy alto hasta el momento. Así pasamos a una Alvinne Land van Mortagne, una cuádruple belga, de la cada vez más conocida micro belga Alvinne, de la que destaca su gama Morpheus con muchos adeptos entre los más cerveceros. Aquí estábamos ante una cerveza de casi 14º nada menos, pues bien, había que mirar varias veces la etiqueta para corroborar su graduación ya que en boca, en absoluto, nada hacía presagiar tal contenido alcohólico. Esto particularmente es uno de los factores que más valoro en este tipo de cervezas. Muy oscura como se aprecia en la foto, en nariz, abundante presencia de ciruelas, frutos oscuros y toques de chocolate. En boca suavemente dulce y afrutada, con algo de caramelo y malta tostada, y un final donde se combinaba la fruta con un toque lupulado. Sorprendente.


Y aquí llegó el plato que para mi gusto fue la estrella gastronómica de la jornada: un guiso de carne guisada con cerveza Ducale, que estaba exquisito. Pura mantequilla, con una salsa suave y a la par sabrosa. Ideal para acompañar una cerveza de las características de la ale oscura y alcohólica de Alvinne. Y sin terminar la ración de carne, llegó la estrella de la sesión de ayer, la Westvleteren 12. Se trataba de las clásicas botellas sin etiquetado y con el nombre de la abadía grabado alrededor de la base del cuello de la botella. Hablando de ella, fue inevitable no hablar de los famosos y ansiados packs de WV12 que llegarán en breve, y a los que dediqué en este mismo blog una reciente entrada anterior. En este punto estábamos totalmente conmocionados por el continuo trasiego de sensaciones intensas, después de los auténticos cervezones que llevábamos acumulados. La joya de la abadía flamenca era perfecta para el momento, y apareció tal y como la recordaba. Color caramelo oscuro, cercano al negro, densa, generosa y compacta espuma. Aromas a higos, dátiles, azúcar, levadura y especias. En boca, majestuosa, llenando la boca por completo, redonda, con notas dulces, con el punto justo de amargor, y sus más de 10º muy bien contenidos.



Y no hay quinto malo. Para finalizar que se podía incluir en la cata después de tomar la maravilla de la joya trapense de los monjes de Westvleteren? pues una Imperial Stout de De Struise. La Black Damnation Coffee Club. Sencillamante colosal. Negra, petrolífera, con una espuma de color canela tirando hacia el amarillo. Una colección de aromas torrefactos que haría palidecer a los más cafeteros. Auténtica delicia para acabar, con nada menos que 13º de alcohol, pero que para nada parecía alcanzar tal graduación en el paladar. Café intenso, amargor tostado, moka, y algo de chocolate negro. Deliciosa, e ideal "cierre" para combinar con los postres.



Los postres fueron los fuegos artificiales de la fiesta. Comenzamos con unas palmeritas de esponjoso hojaldre y fina cobertura de chocolate negro en las que se había incluido en su elaboración Yria, y también una selección de variadas tartas y pasteles, junto con la tarta mencionada al comienzo del post, de chocolate y Guinness Stout, que se puede apreciar en la fotografía superior y que de toda la repostería presente resultó el complemento perfecto para la negrísima Black Damnation.

Pero esto no fue todo, también hubo degustación en primicia de nuevas mermeladas de Yria, y continuamos con el desfile de cervezas, ya fuera de cata. Hubo ocasión para probar la Uerige clásica y la Doppelsticke que David había conseguido traer, y alguna que otra joya secreta de bodega. De ambas maravillas, en especial la Doppelsticke de Uerige,  hablaré en un próximo post dedicadas a ellas, las que a mi juicio son las mejores altbier que he probado  sin lugar a dudas. El remate perfecto para una espectacular reunión cervecera, que ya estoy contando los días para repetir. 

Comentarios

  1. Menudo festín, orgía o como lo quieras llamar. Tremendas las cervezas y tremendos los platos tal y como los cuentas... Gran envidia y salivando ya desde primera hora de la mañana

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Quería contestarte a tu comentario, y tuve que eliminarlo por una errata que había eliminado un fragmento. Al final apareció como un comentario más al final de la lista.
      Para quitarte el gusanillo, tienes que programar una visita por tierras manchegas y hacer un tour cervecero, que aparte buenos quesos y vinos, hay buena cerveza, y si tienes suerte puedes ir a uno de estos eventos. Salud!

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  2. La cata genial, sin duda, justo la Land Van Mortagne la tomé la semana pasada y me pareció una barbaridad, por no hablar de las Black Damnation, Cantillon, etc... pero lo de la Doppelsticke de Uerige, eso sí que me ha dado envidia. Pocas cervezas he disfrutado tanto como la Uerige clásica en Düsseldorf, en la propia fábrica, y sin embargo me quedé sin poder probar su Doppelsticke, lo que aún me reconcome.

    Saludos, señor afortunado.

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    1. Genial de pies a cabeza. La Doppelsticke sin ánimo de despertar ninguna envidia, me pareció sublime. Hablaré en el blog en breve sobre ella y la clásica por supuesto, que hacía mucho tiempo que había probado, pero que en los últimos tiempos era harto difícil conseguir. Me hice por tanto con un par de ellas, que me vendió Ernesto, para tomar tranquilamente en casa. Salud!

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  3. Auténtico festín efectivamente, jejeje. Auténticos cervezones, y toda una sorpresa muy agradable la cuádruple de Alvinne. Aunque con las Uerige no he entrado en detalles, tendrán su debido protagonismo muy pronto en el blog junto con el tema de las Altbier alemanas. Salud!

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  4. Menudo festival cervezogastronómico!! Anda que os podéis quejar bien los de Madrid... Entre tiendas, catas y eventos... Enhorabuena como siempre a la gente de Yria y a los afortunados por asistir. En cuanto a las cervezas, creo que me quedo con esa Cantillon, que me parece bárbara. La Uerige y lo dicho en el último párrafo... Ehem... ¡¡Así no se deja al personal, jaja!!!

    Saludos!

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    1. No nos quejamos últimamente la verdad. La elección sería difícil entre tanta maravilla. No sabría decir... quizás la Alvinne fue la que más me sorprendió, porque no me esperaba una cerveza de ese nivel. Y la Doppelsticke fuera de cata, me pareció soberbia. Estoy deseando tomarla de nuevo. Y con respecto a la última frase, ya se sabrá todo a su debido momento ;) jejeje. Saludos!

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  5. Joder macho... me has dejado traspuesto!!

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