Presentación de cervezas checas en Madrid: Grupo Lobkowicz y Bernard



La cerveza checa es sin duda una bebida de una calidad y prestigio proverbiales tal y como sucede con otros productos de reconocimiento mundial como puede ser el whisky escocés, o el champagne francés, y no sólo de puertas hacia afuera. Para los checos, la cerveza es la bebida nacional. De hecho, la República Checa encabeza la lista de los países consumidores de cerveza con una media de 156,9 litros per cápita al año. Los checos tienen el honor además,  de haber fabricado la primera cerveza lager rubia de la historia en 1842, que dio lugar al estilo cervecero más imitado y difundido por todo el mundo, las pilsen. La reputación de sus cervezas está fuera de toda duda, gracias tanto a la calidad de sus materias primas (la mejor malta de cebada de Bohemia y Moravia, así como el lúpulo Saaz de Zatec), como por su maestría en el arte de la elaboración de cerveza, siendo sede de las primeras grandes escuelas de maestros cerveceros, allá por el siglo XVIII. 

Sobre las cervezas checas resulta importante mencionar, que al igual que sucede en otros países, el gobierno checo grava las cervezas en función de los grados Balling/Plato (y no del alcohol) que aparecen en el etiquetado de muchas de sus cervezas, como algunas de las comentadas en esta entrada. El grado Plato, que es una refinación del grado Balling, se emplea para medir la densidad original del mosto del que procede la cerveza final, y no indica la graduación alcohólica de la misma. Por definición representa la cantidad de gramos del extracto seco primitivo del mosto original por cada 100 gramos de dicho mosto a 20ºC de temperatura :

Por la graduación indicada en las etiquetas tendríamos varios tipos de cerveza, que en checo reciben los siguientes nombres:
Lehké Pivo: Indica una cerveza ligera hasta 8º grados Balling máximo. No suelen ser muy comunes.
Výcepní Pivo: cerveza de una graduación de hasta 10,99 grados Balling. Se trata de las cervezas más populares, también denominadas de sesión, que se pueden consumir en mayor cantidad.
Ležák: El término checo que identifica las cervezas de tipo lager. Siempre entre 11 y 12,99º Balling. Aquí es donde entrarían algunas de las marcas más conocidas de la cerveza checa, como Pilsner Urquell, por ejemplo.  
Speciàl: Las cervezas fuertes con 13º o más grados Balling.

Si prescindimos de la graduación y atendemos a la coloración de la cerveza, los nombres que emplean los checos para designarlas serían los siguientes:
Svetlý: Se refiere a que la cerveza es pálida o rubia.
Polotmavé: Indica que la cerveza es de color ámbar.
Tmavé: Indica cerveza oscura, un camino intermedio entre la ámbar y la negra
Cerné: Se refiere a la cerveza negra.

(Clasificación recogida en el libro de Max Bahnson "Praga: Guía Cervecera para Borrachines")

La tradición de la industria cervecera checa se apoya una serie de caracteres propios y sabores distintivos, que a través de una gran variedad de estilos, convierten a su oferta cervecera en una de las de mayor atractivo dentro del panorama internacional. Una de las claves es el respeto por las materias primas de alta calidad y las recetas originales, así como el mantenimiento estricto de los procedimientos y técnicas tradicionales, que han logrado perdurar generación tras generación.


A pesar de todo ello sin embargo, no se han prodigado demasiado más allá de los Pirineos, y apenas hemos podido ser testigo de la llegada de las marcas más comerciales de aquel país como Budvar, Pilsner Urquell o Staropramen. Afortunadamente la situación va a cambiar gracias al trabajo del Grupo Xiata y la compañía The Better Beer Company, que hará posible que comencemos a ver un nutrido grupo de referencias checas inéditas tanto en las estanterías de los comercios como en las barras de las cervecerías.


De entre las 50 grandes fábricas, y las 21 microcervecerías que se encuentran funcionando en la actualidad en la Rep. Checa, han apostado por dos de las más relevantes dentro del mercado checo: El grupo Lobkowicz y Bernard. El pasado lunes 19 de mayo, tuvo lugar en la Residencia de la Embajadora de la República Checa en España, una presentación de varias cervezas checas pertenecientes a los mencionados pivovares (nombre que reciben en checo las cerveceras), donde fue posible reunir a los miembros más relevantes del panorama cervecero madrileño, entre los que me encontraba invitado, con un papel especial a desempeñar como presentador de las cervezas Lobkowicz, junto a varias autoridades del país anfitrión y un invitado especial del pivovar Bernard, Tomáš Radil, quien nos habló de sus magníficas cervezas y la historia de su fábrica.

Grupo Lobkowicz
Pivovary Lobkowicz, es una de las cerveceras checas de mayor prestigio. Establecida en la localidad de Vysoky Chlumec, en 1466, la familia Lobkowicz, de larga tradición cervecera, la compró en 1474. Actualmente es un grupo cervecero checo que aglutina alrededor de la fábrica original, una serie de pequeñas fábricas regionales, ya que uno de los objetivos principales de la compañía es preservar y proteger las formas tradicionales de elaboración de cerveza, desarrollando y manteniendo el carácter específico de las marcas locales y sus productos. La estrategia actual del grupo es crear un variado catálogo de cervezas donde puedan estar representados los más modestos y variados fabricantes de cerveza checos, destinado a satisfacer los paladares del público en función de sus gustos, creando para ellos una experiencia cervecera lo más gratificante posible.
Entre los pivovares pertenecientes al grupo, los elegidos que comenzarán a llegar a España de forma regular, son:



Platan Protovin
Diferentes documentos históricos datan en 1540 el origen de esta cervecera en la ciudad de Protovin. A lo largo de los siglos ha ido alternando de propietarios, pasando por diferentes manos, como las del príncipe de Schwarzenberg en 1711. A finales del siglo XIX se convirtió en una firma líder en el sector, no sólo por la calidad de su cerveza, sino también por los avances tecnológicos aplicados. El periodo más exitoso de la cervecera llegó con el siglo XX, cuando la producción pasó de 125.000 Hl. en 1896 a 147.745 Hl. en 1902, siendo exportada a todos los rincones del Imperio Austrohúngaro, desde Viena y Praga hasta Trieste y Berlín, e incluso en ultramar llegando hasta Nueva York. Sin embargo el éxito de esta época se vio truncado por el estallido de la contienda de la I Guerra Mundial. Tras la II Guerra Mundial y la llegada del comunismo la empresa pasó a ser de propiedad estatal. En junio de 2000 la cervecera fue vendida a la ciudad de Protivín que se convirtió en su único propietario, salvándola del cierre. Y en 2008 fue adquirida por el grupo Lobkowicz, que ha realizado un gran esfuerzo por mantener los aspectos positivos y los principales valores de la compañía que antaño la hizo triunfar, unidos al desarrollo y modernización de la cervecera, haciéndola ganar presencia tanto a nivel interno en la República Checa como a nivel internacional, a través de su política de exportaciones a los mercados extranjeros.
De esta cervecera se incluyeron en la presentación dos referencias elaboradas según el proceso tradicional de baja fermentación típico checo, usando cebada malteada de calidad procedente de Moravia y Bohemia, agua de los pozos artesianos de la ciudad de Protivin y la variedad de lúpulo noble Saaz.

La primera de ellas fue la Platan 11, degustada directamente de barril. Se trata de una cerveza con tan sólo 4,6º de alcohol, de color dorado, transparente, y coronada por una atractiva capa de espuma blanca. De aromas limpios dominados por el cereal, notas a paja y matices florales procedentes de los lúpulos, detectables gracias a la frescura de la cerveza, y con un cuerpo ligero, resulta refrescante y equilibrada, con un final elegantemente amargo. Ideal para consumir como cerveza de sesión.
La segunda cerveza degustada de la marca fue la Platan 14, también denominada Prácheňská Perla, tal y como aparece en su etiqueta. En esta ocasión, servida desde la botella (de 50 cl.). Se trata de una cerveza de un color oro más intenso, y con una espuma blanca más duradera. Sus 6º de alcohol, y sus características nos hace situarla cerca de la familia de las bocks alemanas, con una presencia de notas a caramelo pronunciadas, que acompañan a la malta y los matices florales de la cerveza. Con un cuerpo más consistente y con atisbos de alcohol en nariz y boca, es una cerveza de mayor amargor, y sequedad en el regusto que su hermana, la Platan 11.




Černá Hora
Una de las más antiguas fábricas de cerveza checas que aún continúan en funcionamiento en la actualidad es la Černá Hora. En 1298 se menciona por primera vez la existencia de sus cervezas. La cervecera va pasando a pertenecer a diferentes propietarios a lo largo de sus siglos de historia, entre los que se encontraban miembros de la nobleza, y de alguna dinastía real, hasta finales del siglo XIX, momento en el que se produce un hecho singular. El cura Vincenk Sevcik, crea una cooperativa agraria para la fabricación de cerveza en Černá Hora en 1896. Se consigue mejorar la organización de la fábrica y el sistema de producción y se optimiza la obtención de los productos necesarios, al mismo tiempo que crece en simpatía popular hacia la fábrica, por lo que logra aumentar significativamente sus ventas. Tras la II Guerra Mundial el pivovar pasa a ser de propiedad estatal, formando parte de Stredomoravske pivovary. En 1996 pasa de nuevo a manos privadas, siendo una sociedad limitada bajo el nombre de Pivovar Černá Hora, a.s., y finalmente en 2010 es adquirida por el grupo Lobkowicz que vuelve a recuperar como filosofía de la empresa, la conservación de la tradición cervecera de los pivovares checos.

La representante elegida para la presentación fue una weizen bautizada con el nombre de Velen. Una cerveza con 6º de alcohol, y una utilización de un 50% mínimo de malta de trigo. El agua procede de las montañas de Černá Hora, y el lúpulo elegido, de nuevo es el Saaz. Se trata de una cerveza que en apariencia y por algunas de sus características organolépticas, nos recuerda a una weizen alemana, pero que también presenta algunas diferencias frente a este estilo. De aspecto turbio y un color amarillo pajizo, con una espuma blanca, es una cerveza muy aromática, con presencia de intensas notas a banana, cítricos, grano y levadura. En boca su fina, pero abundante carbonatación está presente desde el comienzo, y ayuda a resaltar la singular sensación especiada que transmite esta cerveza. De cuerpo medio, dominada por los matices a cereal, y los ésteres afrutados de la levadura, resulta más ácida y especiada, con intensas notas a clavo, e incluso pimienta, que las cervezas de trigo bávaras. Su astringencia y sequedad final también difieren de la habitual sensación que aportan las weizen germanas, resultando una cerveza muy particular, de sabor intenso y que puede tener un especial atractivo para aquellos aficionados a las cervezas de trigo.



Pivovar Jihlava
De nuevo nos encontramos con referencias a la elaboración de cerveza, procedentes de siglos atrás, cuando en las actas del concejo de la ciudad de Jihlava, en la primera mitad del siglo XIV, ya aparecía la mención a la producción de malta y cerveza artesanal. En 1579, la primera escritura que dio forma legal al gremio de cerveceros, fue firmada en la ciudad de Jihlava, lo que ayudó a propagar la reputación de la calidad de su cerveza, siendo consumida en la corte de Viena, por el rey Ladislav Pohrobek, o el emperador Friedrich III entre otras personalidades. A comienzos de 1859 el gremio de fabricantes de cerveza decidió cerrar las pequeñas fábricas para crear una nueva cervecera que reuniese a todas ellas en una nueva corporación de mayor envergadura y relevancia. Esta nueva fábrica empezó a funcionar en 1860. En la actualidad, la cervecera de Jihlava es propiedad del grupo cervecero checo Lobkowicz. En 2008 comenzaron de nuevo a elaborar cerveza respetando los métodos y recetas originales, lo que provocó que las cervezas de la fábrica comenzaran a resultar de sabor más intenso y ganasen reputación como cervezas de calidad a precios competitivos. Durante el primer trimestre de 2009 la cervecera consiguió duplicar sus ventas, y ser demandad por el sector de restauración.
De esta cervecera la elegida fue la Jihlavsky Grand Premium 18. Una cerveza de baja fermentación, con 8º de alcohol, y elaborada con cebada malteada de alta calidad de Bohemia y Moravia, lúpulo Saaz y agua de los pozos de Jihlava. En esta ocasión la cerveza se caracteriza por un color más intenso cercano al ámbar, y una espuma de mayor consitencias, cremosidad y retención. En el aroma se percibe que nos encontramos frente a una cerveza maltosa, potente, de intenso sabor y alcohólica, aromatizada con un suave toque floral, bajo el que subyace las notas más acusadas de caramelo y naranja. En boca, es una cerveza muy sabrosa, con un gusto a malta y caramelo, y que finaliza con amargor y sequedad, a la par que un ardor alcohólico, obvio, dado su elevado contenido de alcohol.




Klášter
El término Klášter, significa en checo monasterio, por lo que el nombre que recibe este pivovar, nos traslada de forma inmediata a sus orígenes, inmersos en un monasterio cisterciense del siglo XII (1177), que ocupaba el mismo lugar donde hoy se levanta la fábrica, y en el que se llegó a producir cerveza durante la Edad Media. Lo único que queda de aquel monasterio gótico es un portón, conservado en el patio principal de la actual cervecera. La abadía sufrió continuos acontecimientos trágicos que provocaron su destrucción parcial y total a lo largo de los siglos, tal y como sucedió con otras muchas abadías-cervecerías medievales a través de la historia. El origen de la fábrica actual se remonta al año 1864, cuando la familia Waldstein decidió construir en el lugar de la abadía, una de las cerveceras más modernas de la época. Actualmente la cerveza se continúa elaborando en el interior de los mismo edificios históricos originales de más de 150 años de antigüedad. Durante la Edad Media se excavaron decenas de bodegas bajo los terrenos del monasterio, que hoy sirven como marco incoparable del reputado restaurante Skála, que sirve cerveza de la fábrica de barril.
En la actualidad la cervecera pertenece al grupo Lobkowicz. El objetivo de Klášter es poder elaborar de nuevo la cerveza, siguiendo los métodos tradicionales de la región, un producto auténtico, con ingredientes nacionales y siguiendo las recetas clásicas.
Para la ocasión se degustó la Klášter Bock XIX, una cerveza de baja fermentación con 7,5º que podría clasificarse dentro de las doppelbock alemanas, elaborada con maltas Checa, Cavarian, Melanoidin, Caramel, y Caraaroma, y con lúpulos Saaz. Una cerveza oscura, de maltas tostadas con un tono marrón y brillos cobrizos al trasluz. Repleta de matices a grano tostado, caramelo quemado, alcohol y algunos más sutiles a frutos secos, regaliz y melaza. En el paladar, se advierte que tiene un cuerpo medio-alto, aunque de paso fácil en boca. De gusto maltoso, y presencia de caramelo, pero sin resultar especialmente dulzona, se caracteriza por esta bien balanceada, por su final seco y la integración casi perfecta del alcohol en el resultado final.


Bernard


La cervecera Bernard se caracteriza por ser una empresa familiar. Sus orígenes se sitúan en el año 1991, cuando Stanislav Bernard, junto con  otros dos socios, consiguieron ganar la subasta para la privatización de una cervecería del siglo XVI, situada en el pueblo de Humpolec, y que por aquel entonces se encontraba en situación ruinosa, cercana a la bancarrota. La transformación de la fábrica, a través de la rehabilitación de los edificios, y la modernización de las instalaciones, fue espectacular. Durante la presentación los asistentes pudimos comprobar el cambio entre el antes y el después, a través de una pequeña exposición de fotografías que nos enseñó Tomáš Radil de Bernard. Una muestra del empeño y el compromiso de la familia Bernard con la recuperación de la tradición cervecera checa, plasmado en la gran inversión realizada y el esfuerzo desarrollado. 


Bernard no tardó mucho en convertirse en una de las marcas de cerveza referencia de toda Chequia. Para distinguirse de otras cervezas checas, la familia tomó la decisión de elaborar una cerveza tradicional, sin pasteurizar, utilizando para ello los ingredientes de mayor calidad, y los métodos tradicionales. Sus cervezas se caracterizan por su plenitud de sabor,  y excelente armonía, resultando magníficamente balanceadas. 
Las cervezas de Bernard  honran de forma fiel las técnicas de fabricación tradicional, por lo que, por ejemplo, la fermentación de sus cervezas se lleva a cabo en salas especiales de sus bodegas, siguiendo la tradición, y posteriormente maduran en bodegas al uso según los cánones antiguos. De forma pausada esperan a sus clientes durante varias semanas a una baja temperatura situada entorno a  1 o 2 ° C. No se llega a pasteurizar, pero sí es filtrada, a través de un microfiltro, manteniendo una temperatura máxima de 2 ° C durante el proceso. La cerveza, con este método, no ve alterado su aroma, color o sabor, conservando intacto su valor nutritivo y el carácter de la tradición. La fermentación continúa en el interior de la botella, ya que es envasada conteniendo levadura en el interior, manteniendo la cerveza viva durante un tiempo, lo que suele ser inusual en cervezas de tipo pilsen. Además para resaltar la calidad del producto, es embotellada utilizando tapón mecánico de cerámica.
La malta es de la máxima calidad procedente de una maltería propia situada en Rajhrada u Brna, donde se conservan los métodos antiguos de malteado. El agua procede de los manantiales puros de las montañas de Moravia  y el lúpulo utilizado es el Saaz, como es habitual en las cervezas checas.
En pocos años han sido muchos los premios y galardones conseguidos, como por ejemplo las cinco copas de oro en la feria de la cerveza checa Pivex, el certamen cervecero más importante de toda la Rep. Checa, donde son elegidas las mejores cervezas del país. 

 
Antes
Después

Gracias al éxito de sus cervezas, la compañía ha podido desarrollar un ciclo de crecimiento notable durante los últimos años. En la actualidad, la marca se encuentra próxima a convertirse en uno de los iconos cerveceros no sólo de la Rep. Checa, sino de otros muchos paises (26 concretamente) donde está siendo exportada actualmente, como lo demuestran las cifras de negocio recientes. Desde el año 2000 la cervecera ha formado parte de una sociedad anónima, y en julio de 2001, la firma belga Duvel-Mortgaat realizó una ampliación de capital de la sociedad, consiguiendo el 50% de las acciones, lo que ha permitido potenciar más aún el crecimiento y expansión de la compañía.


Fábrica de Bernard

Entre las referencias presentadas en el acto, se encontraban:

La Bernard Celebration Lager o Sváteční Ležák (en barril y botella de 50 cl.)
Una cerveza de atractivo color dorado y generosa capa de espuma que desaparece con relativa rapidez. Presenta delicados aromas a malta, caramelo, flores y hierbas. En boca se percibe su cuerpo medio-ligero y su vivaz carbonatación que ayudan a incrementar su capacidad para refrescar. Fácilmente bebible, aparte de sus matices a grano y caramelo, levemente dulces,  se acompaña de otras notas sutiles de levadura y lúpulos florales y un punto metálico, para desembocar en un final suavemente amargo.

La Bernard Amber Lager o Jantorový Ležák.  (en botella de 50 cl.)
Se trata de una cerveza elaborada con maltas tostadas, a medio camino entre la Celebration Lager y la Dark lager. Con 4,7º de alcohol, es una cerveza que potencia el carácter dulce de la malta, aunque logrando un producto final balanceado. De color entre ámbar y cobrizo y con una espuma blanquecina de mediana amplitud y retención, destaca por sus notas a caramelo, y pan tostado, unido a la presencia de los lúpulos.En boca se encuentra, se percibe con textura algo oleaginosa, muy bien balanceada, combinando acertadamente notas dulces y amargas y con presencia de algún matiz metálico. Su final es ligeramente astringente y amargo.

Y la Bernard Dark Lager o Černý Ležák, (en barril y botella de 50 cl.)
Posiblemente mi favorita de la marca.Se trata de una cerveza que podríamos catalogar como una Schwarzbier, con 5,1º de alcohol. De color oscuro, cercano al negro y una espuma de color canela, tiene un aspecto que recuerda al café. En aroma, precisamente aparecen reminiscencias de café, aunque predominan las notas a grano tostado, algo de chocolate, fruta oscura y melaza. En boca, presenta un cuerpo medio, resultando increíblemente fácil de beber, con un gusto elegante, y finalizando con un regusto seco, que deja una sensación reconfortante.

Todas ellas son elaboradas con seleccionadas variedades de malta de gran calidad, procedentes en gran parte de su propia maltería, lúpulo Saaz y agua de gran pureza procedente de las montañas de Vysocina.

Aparte Bernard ofrece en su portfolio una cerveza sin gluten, la Bezlepkový Ležák, distinguida por su etiquetado de color verde, y dos versiones sin alcohol (una rubia y otra ámbar), cuyo etiquetado llama la atención, por el rostro incluido en las etiquetas, que no es otro que el de Stanislav Bernard, aunque con la peculiaridad de estar retratado totalmente calvo, estableciendo una analogía entre la ausencia de pelo y la ausencia de alcohol en la cerveza.

Como se puede comprobar la oferta es nutrida y variada, abarcando diferentes estilos, marcas y graduaciones alcohólicas, procurando satisfacer los diferentes posibles gustos del público español, asegurando en todo momento el compromiso con la calidad del producto.

Qué las disfrutéis!  Na zdraví!

Comentarios

  1. Una buena entrada. Lástima que la presentación de estas cervezas fuera de Madrid no haya estado a este nivel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado el post. Lo cierto es que la presentación estuvo muy bien contando con la hospitalidad de la embajadora. Además pudimos degustar unos ricos torreznos y embutidos sorianos para acompañar a las cervezas, por lo que las disfrutamos doblemente. Salu2!

      Eliminar
  2. ESA DESPEDIDA ME SUENA JEJEJEJ.
    LA VERDAD ES QUE EN ESPAÑA SI QUE HAN LLEGADO LAS BERNARD, LAS PLATAN, KLASTER Y JIHLAVA, AUNQUE POR MADRID SE HAN VISTO POCO. CERNA HORÁ Y JIHLAVA TAMBIEN VIINIERON HACE TIEMPO EN MICROMALTA. COMO DIJE EN (NO ME DIGAS DONDE QUE NO ME ACUERDO) EL ÉXITO DE ESTAS CERVEZAS DEPENDE UN POCO DEL PRECIO. SON MUY BUENAS CERVEZAS PARA EL PÚBLICO EN GENERAL Y A UN PRECIO COMPETITIVO PUEDEN SER UN PELOTAZO. HAY ALGUNAS QUE ME HAN ENCANTADO Y NO ME IMPORTARÍA REPETIR O TENER SIEMPRE UNA EN LA NEVERA.
    ME HA GUSTADO MUCHO LA CLASIFICACIÓN POR GRADOS Y POR COLORES, A UN COLECCIONISTA COMO YO, ACOSTUMBRADO A ESOS TÉRMINOS, LLEGA UN MOMENTO QUE NO LOS HACES MUCHO CASO, SOLO PARA DIFERENCIAR UNA REFERENCIA DE OTRA.
    UN SALUDO!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las Bernard habían llegado alguna vez, pero tímidamente. No lo habían hecho de forma regular, porque nadie había apostado por su distribución. De Černá Hora sí que vi alto también hace tiempo, pero del resto las conozco gracias a quienes las distribuyen ahora. Coincido contigo en que el éxito de estas cervezas dependerá del precio, tal y como sucede con muchos productos. El ratio calidad/precio es fundamental hoy en día con alta competencia que existe debido a la crisis. A mi me gustaron en líneas generales. Mis favoritas la Bernard Dark Lager, la Černá Hora Velen y la Klášter Bock.
      Por otra parte quise poner lo de la clasificación porque me parecía un aporte de cultura que ayudaría a conocer la denominación que realizan los checos de sus cervezas. Salu2 Jorge!

      Eliminar
    2. A MI LAS KLASTER Y PLATAN ME HABÍAN LLEGADO POR VIA CATALANA HARÁ COMO AÑO Y MEDIO Y LAS JIHLAVA Y CERNA HORA POR MICROMALTA HACE MAS AÑOS.
      SALU2 ,D

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares