Maridajes musicales con cerveza...



El mundo de los maridajes gastronómicos con la cerveza como protagonista es aún un universo por descubrir, que se encuentra en plena fase de expansión tras su particular big bang surgido a raíz del éxito de las cervezas craft norteamericanas. Se han escrito muchas lineas acerca de un tema que apasiona tanto a miembros directos de la industria, como a restauradores, y por supuesto a los consumidores, que son en definitiva quienes experimentan la riqueza de las sensaciones aportadas por las armonías y contrastes sugeridos por chefs, sumillers y restauradores. Sin duda es el mayor atractivo que puede ofrecer la cerveza al público ávido de nuevas sensaciones y con muchas ganas de experimentar. 

Pero más allá de los maridajes "clásicos" protagonizados por la cerveza, acompañando a diferentes platos (desde aperitivos, quesos, ensaladas o conservas, hasta las elaboraciones más sofisticadas e incluso los postres), existe una nueva propuesta en la que la comida es sustituida por otro elemento sensorial: la música, capaz igualmente de suministrarnos sensaciones muy placenteras, y que incluso en diferentes momentos de nuestras vidas ha logrado dejar una imborrable huella asociada a buenos y malos recuerdos. Algunos estudios científicos sostienen que los olores quedan almacenados en una de las áreas de nuestra memoria con mayor persistencia, encontrándose ligados a recuerdos muy profundos e intensos, por lejos que se encuentren situados en el tiempo. La música sin duda no le va a la zaga. Quién no tiene asociada una canción a alguno de los momentos que han marcado su vida? Es sólo escuchar unos acordes, unas notas de su melodía, y directamente podemos visualizar con nitidez en nuestra mente, el recuerdo asociado, aparte de los sentimientos que puede suscitarnos esa canción por si misma. Con este tipo de viajes sensoriales se pretende transportar mentalmente al individuo a los lugares, épocas y vivencias que perduran en nuestra memoria (o que forman parte de nuestra imaginación), acompañado de los diferentes matices aportados por los ingredientes de la cerveza, por el cosquilleo proporcionado por la carbonatación, y la calidez transmitida por el alcohol. 



La esencia del fin del maridaje lo define a la perfección, la secuencia más emocionante de la genial película de animación Ratatouille, donde el crítico Ego prueba el plato que le ha preparado la rata chef, protagonista del film. En ese mismo instante se ve transportado a su niñez, justo en el momento de entrar en su casa situada en el campo, mientras que su madre le preparaba su plato favorito, logrando revivir de este modo, con intensidad las mismas sensaciones que sentía en tan lejano momento. Verdaderamente conmovedor.

En la película, el chef lo consigue sólo a través de su elaboración culinaria. Pero si a una buena receta le añadimos el acompañamiento de una cerveza que logre crear una armonía con un horizonte sensorial más amplio, donde quepan otro tipo de percepciones enriquecedoras del conjunto, a través de afinidades y contrastes, habremos logrado una experiencia mucho más placentera.

La música en este caso ayuda a alcanzar este objetivo a través del sentido del oído, precisamente el sentido ausente durante una experiencia de maridaje tradicional. Para ayudar a la concentración en las sensaciones percibidas, y estimular aún más nuestra imaginación, potenciando el lado emocional de la música, resulta aconsejable cerrar los ojos o cubrírselos con un antifaz, mientras que disfrutamos del maridaje.

Esta experiencia, a pesar de lo que parte del público pueda pensar, está ganando adeptos con gran rapidez, gracias a la valiente iniciativa liderada por algunos hosteleros que están ofreciendo este tipo actividades a su clientela, con excelentes resultados. Al fin y al cabo se trata de vivir experiencias enriquecedoras que nos ayudan a descubrir nuevos modos de vivir y disfrutar de nuestros sentidos.

Para muestra un botón: he pensado siete diferentes maridajes musicales para algunas de las grandes cervezas que conozco y que se pueden encontrar actualmente en el mercado. Como se podrá comprobar por la selección expuesta, el cine es una gran fuente de la que nutrirse de melodías para maridar con la cerveza. En este caso, la única "norma" a tener en cuenta para que el maridaje resulte con éxito, es conocer bien la cerveza y estar dotado de cierta sensibilidad emocional y cultura musical. Sólo queda cerrar los ojos y disfrutar...


1. Pirates of Caribbean: Ballast Point Victory at Sea





Desde los primeros acordes del magnífico tema principal de la exitosa serie de películas que recuperó para las nuevas generaciones el cine de piratas, queda evidente su alma épica cargada de tensión, pasión y aventura. Resulta obvio que su comunión con una cerveza de inspiración en temas marítimos o navales, era una opción con muchos puntos a favor. 


Una temática bastante usada por los cerveceros de nueva generación, con múltiples ejemplos que podemos encontrar en el mercado. Entre ellos decidí escoger una de las obras maestras de la reputada craft brewery estadounidense de California, Ballast Point, la Victory at Sea. Si además nos detenemos en su etiqueta, en la que aparece un esqueleto gobernando el castillo de popa de un antiguo navío, la asociación es total. Se trata de una Imperial Porter, de profundo e intenso sabor a chocolate, vainilla, melaza y café y de un color tan oscuro como las profundas aguas de alta mar que surcaban los imponentes veleros de época. La personalidad y fuerza transmitidas por esta cerveza, unida a los vibrantes instrumentos de cuerda que participan en esta obra musical, podrían llegar a convertirnos en nuestra imaginación en un auténtico capitán de navío, y por qué no en el capitán de la nave más temida de todo el Caribe, la Perla Negra.

2. Music John Miles y Chimay Azul:


Esta magnífica canción del gran músico británico John Miles, cargada de emotividad, ritmo, y plagada de cambios melódicos, digna de un gran musical, con la misma fuerza que pudiera tener una compleja y arrolladora sinfonía, habla del gran amor del autor, la música, su primer y último amor que nunca le abandonará. Perfecta para los más auténticos cerveceros que manifiestan un amor incondicional por la cerveza. Y qué mejor cerveza que la primera que nos permitió descubrir tan maravilloso mundo. Bien pudo ser la primera de nuestra vida o la primera cerveza de abadía, o la primera IPA.
En mi caso particular me he inclinado por elegir la Chimay Azul, la primera cerveza trapense que probé, y que provocó que me enamorara sin remedio de la cerveza belga, y más concretamente de las maltosas cervezas de abadía, con toda su complejidad y riqueza de matices, al igual que la riqueza melódica de esta obra maestra de la música contemporánea. Combinación para gozar hasta el extremo.

3. Enigma Sadeness con Dominus Vobiscum Hibernus. 


Para la gente de mi generación, la formación musical Enigma de origen alemán, marcó una época (un tanto breve pero intensa) dentro de la música de baile. Su principal éxito Enigma Sadenesss sonó en todas las discotecas españolas, con una fusión de ritmos de música disco y canto gregoriano, logrando una sorprendente armonía; una base rítmica apta para el baile de moda en aquella época (comienzos de los años 90), como fondo para una de las músicas más espirituales que podemos escuchar, el canto gregoriano. 



Esta misma fusión entre las nuevas corrientes que están presentes en el panorama cervecero actual y la tradición más antigua procedente del seno de los monasterios benedictinos, se plasma en la cerveza canadiense Dominus Vobiscum Hibernus, una cerveza increíblemente compleja y original con corazón de cuádruple de abadía cubierta con un manto de notas acéticas y afrutadas, que la acercan a una oud bruin flamenca. La sensualidad de la voz femenina que aparece en el tema, se encuentra representada a la perfección por la irrupción de fruta y la acidez perfectamente medida de una cerveza que casi nos hace tocar el cielo.

4. Forrest Gump Suite con Cuvée des Jonquilles.


El tema principal de la banda sonora de una de las películas referente de la década de los 90, como es Forrest Gump, rebosa ternura y delicadeza. La misma que despliega una botella de la cerveza gala Cuvée des Jonquilles de la brasserie Au Baron, situada al norte de Francia. Sus elegantes notas de naranja confitada, peras, plátano, miel o caramelo son puras caricias en nuestra nariz y paladar, al igual que la dulce melodía de esta composición que comienza con el piano como protagonista. 


Es el modo en el que llega a nosotros, la expresión del cuidado por el producto que Roger Bailleux  aplica tanto sobre sus creaciones cerveceras como culinarias. El mismo mimo con el que cuidaba la madre de Forrest Gump a su hijo, al que le decía que la vida es como una caja de bombones, y nunca sabes cuál te va a tocar. La Cuvée des Jonquilles es uno de estos bombones...toda una sorpresa, aunque si tenemos la suerte de poder probarla, estaremos seguros de encontrar una de las mejores Bière de Garde de toda Francia.

5. The Passenger de Iggy Pop con Punk IPA




La transgresora imagen proyectada por la excéntrica estrella de la música Iggy Pop, que siempre le ha acompañado a lo largo de toda su carrera, casa a la perfección con la irreverente y revolucionaria imagen de marca de la que ha hecho gala la cervecera escocesa Brewdog desde sus comienzos. Si dejamos aflorar nuestro lado más punk, podríamos pensar en un tema de los míticos Sex Pistols, como por ejemplo su célebre God Save the Queen, un himno de la música punk. 


Pero "la iguana "y su mítico "Passenger" pueden ser los perfectos acompañantes como pasajeros de nuestro particular viaje sensorial, entre brindis y brindis con el buque insignia de Brewdog, su Punk IPA, cuyo perfil lupulado con matices cítricos de naranja y mandarina, su amargor moderado y su facilidad en el trago han conseguido ganar muchos adeptos a la causa de la cerveza independiente. Estoy convencido de que Iggy hubiera hecho con agrado un spot de televisión para los escoceses. Está claro que el Lemon Dry de Schweppes se le quedó corto, pero no estoy tan seguro de que sucediera lo mismo con la Punk IPA, o la Hardcore IPA.
                             
6. La noyee de Amelie con Malheur Brut Cuvée Royale



La banda sonora de la singular y nada convencional película francesa de Amelie esconde verdaderas joyas emocionales como la de este tema, La noyee. Las espirales melódicas de un romántico acordeón de esencia parisina, que pueblan por doquier esta pieza de la banda sonora, y los románticos violines se funden en un abrazo perfecto con las efervescencia burbujeante y achampanada de una cerveza tan singular como la propia película. 

Con alma de malta, cuerpo de fruta y vestida de gala como un champagne, esta cerveza de la fábrica belga Malheur, es pura armonía en boca, con sensaciones crecientes, como por las que discurre la melodía del tema, ayudadas por la fuerza que imprime el violín en un ascenso vertiginoso hacia un abrupto final seco. Colosal.

7. Extasi of Gold de El bueno, el feo y el malo con Samuel Adams Utopias



Ennio Morricone, sin duda es uno de los grandes genios musicales del último siglo. Prueba de ello son las numerosas composiciones que ha realizado para algunas de las bandas sonoras más emblemáticas del séptimo arte, y que figuran en el recuerdo de varias generaciones. Esta composición corresponde a una de las mejores escenas de la película El Bueno, el feo y el malo, con la magnífica interpretación de Eli Wallach.


La ansiedad, y la emoción que transmite esta increíble pieza musical, con su ritmo creciente, sus coros, y la increíble voz femenina, reflejan a la perfección el momento de máximo éxtasis que alguien puede sentir justo en el momento en el que se alcanza una meta utópica, un sueño casi imposible, o convertido en obsesión, y que por momentos parece ser incluso una alucinación o un espejismo, como supo transmitir a la perfección Eli Wallach en la mencionada escena, dominado por la codicia. En este caso, la cerveza elegida es la más especial de la prestigiosa fábrica estadounidense Samuel Adams. De nombre revelador, Utopias, con un precio estratosférico que la convierte en una de las cervezas más caras del planeta, si no la más, y su naturaleza de auténtico licor de malta, cargada de deliciosos aromas y sabores, y un imponente contenido alcohólico, que casi alcanza los 30º. Es sin duda toda una meta para los beer-hunters y un caro capricho, que es necesario disfrutar con todos los sentidos.

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, siempre me ha parecido que la música y la cerveza encajan a la perfección. Creo que las dos tienen una capacidad evocadora tremenda, y casi todos somos capaces de asociar la cata de una receta a una canción que en su momento tuvo alguna carga emotiva en nuestra vida...

    Una entrada muy interesante... ;)

    Un saludo.

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    1. Aún a riesgo de ser tachado de excéntrico por algunos, lo cierto es que la cerveza está asociada a diferentes momentos de nuestra vida, y tan importante es la propia cerveza como el entorno, el lugar, el momento y la compañía, y cómo no la música que sonaba de fondo, otro elemento que forma parte de nuestras vidas y que alimenta nuestro espíritu y nuestra memoria, con recuerdos de todo tipo. Su capacidad evocadora, como bien dices, está fuera de toda duda. Me alegro de que te haya gustado el post. Salu2!

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  2. UN MARIDAJE MAS, LOS DEL RIO CANTANDO MACARENA CON UNA CRUZCAMPO JEJEJEJEJEJ.
    SALUDOS JABS!

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    1. He de reconocer que me ha hecho gracia Jorge, jajaja! y no creas que has ido mal encaminado. Seguro que sería la cerveza que elegirían Los del Río. Salu2 Jorge!

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