7º FFdA con Weyerbacher



Quienes llevamos un tiempo inmersos en el mundo cervecero sabemos que el FFdA es una tradición de relativamente reciente instauración, pero que caló rápidamente entre bloggers fundamentalmente, gracias a la iniciativa de otro blogger, Joan, que a través de su blog de cerveza Birraire, consiguió reunir a unos cuantos voluntarios para la primera edición de su original propuesta, a la que bautizó como Fin de semana de Fondo de Armario (FFdA). Ahora llegó la séptima convocatoria, a la que me uní sin dudarlo, como hice en las seis anteriores. Para quien no lo sepa, el FFdA consiste es un fin de semana en el que bloggers, foreros y cerveceros han de elegir una o varias cervezas del fondo de sus respectivos armarios, trasteros, o sótanos en los que se suelen vivir algunas cervezas durante largo tiempo, bien porque se piensa en dejarlas madurar para ver cómo evolucionan, desde que son compradas, o bien por olvido o por descuido. Por lo general, se suele tratar de cervezas de alta graduación y gran complejidad. En otras ediciones, también se ha apelado al lado romántico o nostálgico por el que otro tipo de cervezas suelen tener también cabida. En definitiva, existe bastante libertad a la hora de desempolvar botellas de los rincones más oscuros de nuestras particulares bodegas. Lo que hay que hacer después es simplemente comentarlo en redes sociales o bien en el blog de cada participante, en caso de tener uno.



En mi caso personal, sólo incluí una cerveza para esta edición del FFdA, pero creo que con sobrados motivos a sus espaldas, como para considerarla digna sobradamente de participar en esta iniciativa. Se trata de la norteamericana Weyerbacher Blithering Idiot, una English Barley Wine de gran calidad (y contundencia) que se encontraba en lo más fondo de mi particular armario donde suelo almacenar mis cervezas de mayor graduación. Adquirida en 2013, llevaba más de 2 años conmigo, por lo que al tiempo de maduración propio de la referencia, habría que añadir un par de años más que la mantuve en mi poder esperando a ser descorchada.

Weyerbacher es una cervecera craft estadounidense de la que jamás había hablado en el blog hasta el momento, y no es por ausencia de méritos, que de lejos atesora, con un buen número de referencias de contrastada calidad en el mercado. Realmente resulta difícil poder hablar de todas la grandes craft breweries de Estados Unidos, habiendo registradas más de 3000 en todo el país, y con un nivel por lo general muy alto. Aún así, siempre han tenido un hueco destacable en el blog, hablando de más de una treintena de cerveceras norteamericanas, así como de ferias y eventos cerveceros destacados relacionados con aquel país como el célebre GABF (Great American Beer Festival)

La cervecera Weyerbacher se encuentra ubicada en la localidad de Easton, en el estado de Pennsylvania, fundada por Dan y Sue Weirback en 1995. Los más observadores habrán caído ya en el detalle de que fonéticamente el apellido de los fundadores mantiene un "sospechoso" parecido al nombre de la cervecera. Precisamente el origen del apellido Weirback procede del apellido Weyerbacher, de procedencia alemana, que llegó hasta los Estados Unidos con la inmigración hace 200 años.
En un comienzo, Dan era un apasionado homebrewer, aficionado y fiel seguidor de las nuevas creaciones de la industria cervecera craft estadounidense, que llegaban una tras otra al mercado, en los años 90. Un fin de semana a finales del año 1993, durante unas vacaciones en el estado de Vermont, Dan y Sue, visitaron la cervecera Long Trail, que se encontraba ubicada en el interior del sótano de un viejo molino. Aquella visita despertó en Dan el espíritu emprendedor necesario para pensar en montar su propio negocio, y Sue fue quien le propuso que empezaran a pensar seriamente en cómo arrancar una cervecera desde cero.
Sin que hubieran llegado a pasar dos años, en agosto de 1995, la Weyerbacher Brewing Company era un hecho, aunque con hechuras humildes, y las limitaciones propias de un joven negocio recién creado. Así, la ubicación original de la cervecera no era otro lugar que un establo en el centro de la localidad de Easton, en el estado de Pennsylvania. El concepto original con el que se puso en marcha la cervecera, era poder elaborar algunas cervezas convencionales y relativamente sencillas como una Pale Ale y una ESB. Con el tiempo pudieron comprobar que aquel no era el camino que querían seguir. En 1997, elaboraron la que para ellos fue su primera gran cerveza, la Raspberry Imperial Stout, una de las favoritas de la marca para Dan. Resultaba en aquel momento mucho más sencillo destacar con una elaboración diferente, (una original Imperial Stout que incluye frambuesas), que con una Pale Ale más en medio de un mar de cervezas lupuladas de maltas pálidas. Lamentablemente ya se encuentra retirada del mercado y no podemos probar esta primera gran referencia dentro del portfolio de la cervecera de Pennsylvania.
Un año más tarde se elaboró por primera vez, la protagonista del post, la Blithering Idiot Barleywine, y junto con ella, llegaron otras potentes y complejas cervezas, para enriquecer el catálogo de la fábrica con referencias de calidad, como por ejemplo la Merry Monks, una ale de estilo triple belga. En aquel momento, ya quedó definida la línea de negocio que quería seguir la compañía. El objetivo era fabricar cervezas repletas de sabor, con un alto nivel de calidad, dirigidas a un cliente exigente y conocedor del producto.
Entre 1998 y 2001 encontraron una cervecera abandonada en la misma zona, que les permitiría ampliar la producción y llegar a un público más numeroso. La idea parecía perfecta para alcanzar un gran éxito, como así fue, pero a base de un inevitable coste material. Administrar dos fábricas en paralelo con un plantilla justa de efectivos, dada la aún la limitada capacidad económica de la joven cervecera, resultó duro y complicado, en especial para Dan que trabajaba de sol a sol. Por otra parte, con el aumento de la producción, las ventas minoristas comenzaron a crecer, y era inevitable que se desbordarse la capacidad de sendas fábricas. Finalmente tomaron la decisión de mudarse a una moderna instalación mucho más grande a finales de 2001, lo que conllevó el cierre del pub que mantenía en funcionamiento la cervecera en el propio edificio de la fábrica. La nueva nave industrial elegida no era sólo más grande en tamaño, sino que además resultaba más propicia para la elaboración de cerveza, ya que existía una mayor superficie disponible para poder mover palés y cajas con mayor libertad. El traslado a la nueva fábrica tuvo entre otras consecuencias poder llegar a 19 estados, lo que conllevaba un obvio aumento de las ventas. Las nuevas instalaciones también permitieron el crecimiento la mejora de los equipos que manejaba la antigua fábrica. A finales de 2005 inauguraron una segunda sala de cocción de gran capacidad, que compraron a sus colegas de la Victory Brewing Company.  El incremento de la calidad resultó asombroso, a través de una prodigiosa combinación: Ayudó a producir cervezas más limpias sensorialmente, pensando en su degustación, al mismo tiempo que permitía duplicar la producción que mantenían en aquel momento. 


Desde el comienzo, la fábrica usó una pequeña línea de embotellado propia, a la que incluso pusieron nombre: Meheen. A pesar del cariño que le habían tomado por los años en los que prestó sus servicios, resultaba totalmente insuficiente e inapropiada para el horizonte que se dibujaba para la compañía a partir del traslado a la nueva fábrica. Tardaron más tiempo del debido en reaccionar y darse cuenta del problema. En 2007 el personal dedicado al embotellado trabajaba desde las 7 de la mañana hasta más allá de las 8 de la tarde, lo que casi provoca una revuelta entre los empleados. Resultaba obvia la necesidad del cambio. Las líneas de embotellado son por lo general muy costosas, y este fue el factor que retrasó la decisión hasta que resultó inevitable. Dan pudo encontrar una llenadora de botellas de segunda mano procedente de la fábrica Krones de Canadá, que se ajustaba a su presupuesto. A pesar de haber estado 3 sin funcionar, la máquina se encontraba en fabulosas condiciones. Se trasladó a la fábrica de Easton, y tras los ajustes necesarios realizado por Peter Markl, ex-empleado de Krones, la línea de embotellado era capaz de tener listas 250 cajas en una hora. Una gran mejora respecto a las 100 cajas que lograban hacer por hora con la vieja Meheen. 
La cervecera Weyerbacher continúa aún en la actualidad pensando en añadir nuevos equipos técnicos, e incrementar la plantilla para ayudarles a hacer grandes cervezas llenas de sabor para un público más grande, manteniendo el espíritu de la creatividad y la pasión por el sabor que les ha impulsado a modo de motor desde sus comienzos.
Para muestra un botón: la propia Blithering Idiot, que a la postre se convirtió en el buque insignia de la cervecera, es una prueba evidente del resultado de la aplicación de su filosofía. El joker que aparece en las etiquetas finalmente pasó a ser emblema de la compañía, incorporándolo al logo de la cervecera, y apareciendo en vitolas y chapas, como símbolo inconfundible de la marca.
Otras facturas reseñables de la fábrica son: La Old Heathen Imperial Stout, la Sunday Morning Stout, o la Double Simcoe IPA entre otras. Además también ha elaborado algunas colaboraciones reseñables con otras conocidas cerveceras. El ejemplo de ello que tenemos más a mano, es su colaboración bautizada como The Jester's Tree, con la fábrica española Naparbier.






Cata:

Graduación:11,1º
Temperatura de servicio: Entre 12ºC y 16ºC
Tipo de vaso recomendado: Snifter

Aspecto: De tono similar al de la miel, pero de mayor intensidad que podríamos definir como ámbar oscuro. Notable nivel de turbidez, y sorprendente corona de espuma de color crema y de mayor amplitud de la esperada para una cerveza de este estilo. De aspecto cremoso, y retención más que discreta, ayuda a lograr un atractivo aspecto a la cerveza servida en copa, al mismo tiempo que ayuda a incrementar la sensación cremosa de suavidad en boca.
 
Aroma: Muy potente en nariz. Se desprenden una gran riqueza de aromas ricos en intensidad y dulzor, entre los que destacan: caramelo, miel y bizcocho, acompañados de notas afrutadas de dátiles e higos, y otras de carácter floral y herbáceo del lúpulo, presente a pesar del dominio de la malta. El alcohol es perceptible, ya que sus más de 11º de alcohol son difíciles de ocultar completamente, pero al mismo tiempo se encuentra enmascarado por el perfil dulce y maltoso del aroma.
 
Sabor y textura: Entrada potente en boca, con una avalancha de dulzor y maltosidad, que deja claro el tipo de cerveza que estamos bebiendo. En un comienzo el alcohol no aparece, lo que permite su relativa facilidad en el trago, y la percepción de los matices de miel, masa de bollo o bizcocho, y fruta dulce. Al final se combinan las notas procedentes de los lúpulos junto con los recuerdos a dátiles e higos que podemos encontrar en el gusto, lo que incrementan la sensación afrutada de la cerveza, en un final astringente y muy cálido, gracias al alcohol que va ganando terreno progresivamente hasta dominar en un ardor moderado en la garganta.

Maridaje: Resulta ideal tomarla sola, como licor de postre. Se puede acompañar de pastelillos de nueces. 
Nota:

Comentarios

  1. Las últimas que he probado de esta casa me han gustado bastante, esta idiot es otra que me apuntaré, a ver si me hago con ella
    Un saludazo maquinote!!

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    1. Weyerbacher pertenece a ese nutrido grupo de cerveceras de USA que no decepcionan, y todo lo que hacen logra satisfacer las expectativas, manteniendo un nivel de calidad muy alto. La Blithering Idiot es una barley wine que cumple con lo esperado, de acuerdo a lo demostrado por el resto de cervezas de la marca. No dudes en hacerte con ella si tienes oportunidad. Durante un tiempo llegó a varias tiendas. No sé actualmente si existirá la misma facilidad. Salu2 amigo!

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  2. LA OLD HEATHEN Y DOUBLE SIMCOE LAS TENGO FIJAS PARA PROBAR EN EL BBF LAB, LA JESTER´S KING FUÉ UNA PASADA LA VERDAD.
    ALGUNA WEYERBACHER MAS HA CAIDO SIN PENA NI GLORIA, PERO LAS ÚLTIMAS HAN SIDO MUY BUENAS.
    UN SALUDO!

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    1. Yo puedo decir que las Weyerbacher que probé estuvieron a la altura de lo esperado sobradamente. Lo único malo es que no suelen llegar con la asiduidad que uno quisiera, pero de vez en cuando vienen oleadas por algunas tiendas. Ahí es cuando hay que aprovechar. Las dos que mencionas son una pasada. Verás en el BBF Lab como te van a gustar. Salu2!

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