Un sábado en el epicentro cervecero de Madrid



Como buen cervecero, y amante del mundo de la cerveza, un servidor aporta siempre que puede, su granito de arena particular a difundir la cultura cervecera siempre que tiene oportunidad, especialmente entre su círculo más próximo de familia y amistades. El pasado sábado se presentó una ocasión ideal para ello. Habíamos quedado un buen número de amigos con sus parejas, dispuestos a disfrutar de una agradable velada, disfrutando de buenas cervezas, aconsenjándoles que podían probar en función de sus gustos. Como maestro de ceremonias, elegí un par de locales en la que actualmente podríamos considerar como el área cervecera por excelencia del centro de Madrid: la glorieta de Bilbao y alrededores. Las cervecerías que elegí fueron la Nueva Oldenburg, y L'Europe o Cervecería Europa situadas casi una frente a otra en la calle Cardenal Cisneros. En los alrededores también es posible encontrar el Oldenburg, el Kloster, o La Casa de la Cerveza. Algo más lejos podemos encontrar algunos otros sitios como El Duende de la Cerveza, el célebre pub Irlandés Molly Malone, y la tienda Cervezorama, por lo que es una zona para repetir en diferentes fines de semana, y poder ir distintos sitios.
El primer lugar donde estuvimos fue en el Nuevo Oldenburg, para ir abriendo boca. Del "viejo" Oldenburg, ya hablé en el blog. Toda una institución cervecera en Madrid, por ser de las primeras cervecerías de importación que apostaron por traer cervezas de diferentes estilos y procedencias cuando prácticamente nadie apostaba por ello, y por ostentar el record Guinness de ser la cervecería con mayor número de variedades de cervezas por metro cuadrado, siendo considerado como el "Delirium" madrileño, haciendo referencia al célebre café Delirium de Bruselas, que ostenta el record Guinness de mayor número de referencias diferentes de cerveza. Pues bien, hace no demasiado tiempo, se abrió en la misma calle un local algo más grande, con el mismo concepto y nombre, simplemente distinguiéndolo del anterior por el calificativo de nuevo adherido a tan legendario nombre. Nada más entrar ya nos damos cuenta de que el local es más espacioso que el antiguo, lo cual se agradece, ya que hay varias mesitas en las que poder sentarse tranquilamente para tomar nuestra cerveza cómodamente. 

La decoración es la típica que podemos encontrarnos en una cervecería de estas características: carteles antiguos de cervezas, grandes botellones, algunas vidrieras en los cristales que dan a la calle, etc. A pesar de ello, el local no logra mantener el mismo encanto que el anterior, resultando algo más frío, pero era algo de esperar. El ambiente del Oldenburg "viejo", era muy difícil de superar. Quizás también porque entramos a primera hora, nada más abrir, por lo que no había demasiado público, y aún no se había creado ambiente.

 
Una vez acomodados nos dispusimos a pedir nuestras cervezas. La carta era bastante amplia, aunque sin grandes sorpresas: En botella, encontramos muchas referencias belgas, bastantes alemanas, y algunas inglesas, complementadas con alguna cerveza de otros países del resto del mundo, de donde destaco la maravillosa ahumada Schlenkerla, que no resulta fácil de encontrar en ninguna otra cervecería de Madrid.
En grifo también tenían una buena variedad, llamándome la atención la Blanche de Namur, como cerveza blanca de trigo de barril, ya que no suele ser habitual encontrarla entre los grifos de las cervecerías de importación madrileñas. 


Tomamos entre todos un par de Tripel Karmeliet, una Corsendonk Agnus, una Maredsous 8, también se pidieron un par de Charles V blond, y una Schnneider Aventinus. Las féminas se inclinaron más por cervezas suaves o light, como la Blanche de Namur o una Bavaria de trigo sin alcohol. Aunque en la cervecería es posible pedir algo de comer, quise enseñar al grupo algún local más, por lo que elegimos la Cervecería Europa para continuar y cenar algo.
Para terminar, señalar un maravilloso detalle que cada vez viene siendo más habitual en las cervecerías españolas, y es servir cada cerveza en su vaso específico. Esto es algo muy corriente en países como Bélgica o Alemania, pero en España, no tanto. Afortunadamente es algo que vienen respetando las cervecerías especializadas y que es de agradecer, pero entiendo que puede resultar complicado tener copas suficientes de cada cervecera disponible en el local.

La Cervecería Europa, ya la había mencionado en el blog en alguna ocasión, pero sin embargo, aún no la había dedicado una entrada. Hoy por hoy, es uno de las mejores cervecerías de Madrid, a la que además le debemos agradecimiento por el impulso que le está dando a la cultura cervecera, siendo por ejemplo, la promotora de la primera feria de la cerveza artesana celebrada en Madrid el pasado mes de Julio. Por lo que por este local siento un cariño especial. Además desde la primera vez que entré me encantó por su decoración, ambiente y variedad. Se trata de un local alargado con una gran barra a la izquierda, ambientado como si fuera un pueblecito alsaciano, con sus casitas de maderas entramadas. 


Las paredes son de ladrillo rojo, con un montón de objetos de coleccionismo cervecero como carteles y anuncios antiguos de cerveza, diseminados por las paredes del local, y hay un buen número de mesas y bancos de madera para tomar una cerveza y poder picar algo o cenar si hacemos hambre, para acompañar a la birra, ya que por el alto contenido alcohólico que presenta la mayoría, es siempre recomendable incluir algo sólido que llevarse al estómago. La iluminación es la adecuada para este tipo de locales, siendo proporcionada por unos farolillos, que crean un ambiente acogedor.
El local estaba totalmente abarrotado, como suele ser habitual en los fines de semana, en especial para las cenas de viernes y sábados, por lo que es casi imprescindible reservar con antelación. Es posible acudir sin reserva, porque las mesas son atendidas rápidamente y hay mucho movimiento, pero eso sí, nos tocará esperar a lo mejor 30 o 45 minutos fácilmente. En nuestro caso contábamos con una mesa reservada, y una vez colocados, tomamos las cartas dispuestos a elegir las viandas y las cervezas.


La carta es bastante extensa con un buen número de referencias en botellas de diferentes países, donde de nuevo destacan las belgas por encima de las inglesas, curiosamente segundo grupo de cervezas en número, destacando sobre todo gran parte de la variedad de la fabulosa cervecera británica Samuel Smith, incluyendo su Yorkshire Stingo, aunque a 10 euros la botella, eso sí. 

También cuentan con 6 variedades en barril.
1 lager típica como es la Stella Artois, 3 de Leffe (rubia, tostada y negra), la inglesa y tostada Bass, y de trigo, dos representantes bien conocidas: la popular Franziskaner bávara, y dentro de las cervezas blancas belgas, la también afamada Hoegaarden.
Allí junto con los cestos de aros y patatas, la bandeja de bocaditos bávaros (muy ricos) y la tabla de salchichas y ensaladas alemanas (espectacular), continuamos pidiendo cervezas, y la variedad fue grande: desde una Barbar con miel, o una Konig Ludwig de trigo (siendo de nuevo las preferidas entre las chicas), a una Bass, una Westmalle Tripel o una St. Bernardus Prior entre otras para los hombres. Al igual que en el Nuevo Oldenburg, cada cerveza venía servida en su propio vaso. No quería olvidar mencionar las salsas para acompañar la comida, entre las que destaco un par de mostazas bien ricas, de las que hay dos frascos en cada una de las mesas.
No optamos por coger el menú especial de la cervecería, y por el cual es bastante conocida en Madrid. El formato consiste en bandejas de comida que van sacando con salchichas, codillos, filetes, costillas con sus patatas, guarniciones y salsas correspondientes, y barra libre de cerveza. Un auténtico reto para los que tengan buen estómago y apetito, por supuesto.


Como detalle un poco decepcionante, he de decir, que han retirado gran parte del surtido de cervezas estadounidenses que tenían en botella. Las últimas veces que estuve tenían una buena variedad de Flying Dog (la Doggie Style, la Horn Dog, la Gonzo, la Road Dog...), Anchor  (la Liberty Ale, la Porter...) o Great Divide (la Titan, la Hercules...). De hecho en la carta que se puede consultar desde internet aparece un buen surtido. Y uno, iba ya con unas expectativas, dispuesto a tomarse una magnífica y portentosa Hércules de Great Divide, y resultó finalmente que no la tenían disponible, quedando sólo un par de Anchor, la Samuel Adams, y alguna Flying Dog aislada, por lo que opté por otras alternativas, de donde por cierto, destaco la St. Bernardus Pater, que resultó el remate perfecto para la cena, acompañando a los postres, donde elegimos por unanimidad el strudel de manzana, verdaderamente excelente.

Y de esta forma tan dulce concluyó nuestra pequeña quedada cervecera, donde todos quedamos satisfechos y contentos, esperando con más ganas si cabe la próxima. Todo un éxito, y unos nuevos adeptos fieles a la causa.

Para aquellos que viajen a Madrid, y sean buenos aficionados a la cerveza, no deben perder la oportunidad de hacer alguna visita a ambos locales, en realidad a la zona en sí, el epicentro cervecero de la capital.

Comentarios

  1. Jejeje dos locales clásicos! Yo precisamente suelo hacer el recorrido contrario, L'Europe primero para para abrir boca y cenar algo, y cuando ya les tengo entonados, me es más fácil engañarles para tomarnos la última de postre en el Oldenburg :-D (mis amigos no son especialmente cerveceros, aunque a un par ya los tengo convencidos 0:-).

    Me gustan mucho los dos sitios, aunque echo de menos algo más de rotación en el Oldenburg, cuya carta es enorme, pero muy clásica.

    Del L'Europe tampoco está mal, en plan bacanal, el menú de algo menos de 30€, en el que comes todo lo que quieras entre 5 bandejas distintas y una de postres (con posibilidad de repetir todas ellas) y tienes barra libre de las cervezas de barril, durante dos horas o hasta que mueras, lo que ocurra antes :-D. Hace mucho que no opto por él por excesivo, pero es una opción muy popular para fiestas y similar :-).

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  2. La única en la que he estado es l'Europe, y quedé más que satisfecho. Tengo pendiente el menú en barra libre que menciona Deigote, y caerá en 2012 seguro.

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  3. Fantástica entrada. Me va de fábula este repasillo, ya que voy a estar por Madrid bastante tiempo :-). Te mando un privado para el tema de las latas de malta... Salud!

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  4. Embracing, el menú que menciona Deigote, y al que hago una pequeña alusión en la entrada, es sólo apto en caso de tener muuuuuucha hambre. La cantidad de comida es descomunal. Yo lo he intentado con amigos en alguna ocasión, y a los que aún estábamos vivos al final nos daba pena ver cómo las últimas bandejas se volvían a la cocina casi llenas. Pero merece la pena intentar el reto alguna vez. Salu2!

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  6. Ah! lo había olvidado. Han rebajado el coste del menú especial. Son 28 euros. Eso en fin de semana. Si vais de lunes a jueves, atención... son 23 euros, lo que lo hace más tentador. Tenedlo en cuenta. Cuidadito eso sí, si tenéis que madrugar al día siguiente ;). Un saludo a los 3.

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  7. Por si os interesa, desde hoy estáis invitados a conocer Villalbilla si aún no lo conocéis.
    Y si ya lo conocéis también podéis pasaros por nuestro municipio
    a disfrutar de unas tapas especiales como homenaje a la matanza del cerdo
    en la segunda edición de nuestra Fiesta de la Cerveza..
    Os dejo la información por si quéreis incluirla en vuestro blog



    Os esperamos, muchas gracias y un saludo,

    OLGA TAZA HUIDOBRO

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    Ayuntamiento de Villalbilla
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